SILVIA TAULÉS
BARCELONA.-
Llegan de países en los que pueden trabajar y piensan que aquí podrán seguir ganando dinero. Son jóvenes inmigrantes de entre 16 y 18 años cuya condición laboral queda reducida a aprendiz y cuya condición administrativa queda reducida, en muchas ocasiones, a invisible.
Sin preparación y sin papeles en regla, estos adolescentes se encuentran en un desamparo social que se trata de solucionar desde las diferentes Administraciones. Ayer mismo, la concejalía de Educación del Ayuntamiento de Barcelona presentó la guía Menores extranjeros, formación y trabajo.
Dirigida a educadores y técnicos que trabajan en la formación y la inserción laboral de jóvenes extranjeros, el documento ha sido elaborado a instancias del Foro de Educación e Inmigración de Barcelona siguiendo las indicaciones del profesor de Derecho Constitucional de la Universitat de Barcelona Eliseo Aja.
Se trata de una guía que tiene como objetivo «informar y orientar a los educadores sobre el marco jurídico aplicable a los jóvenes inmigrantes para que puedan reconducirlos hacia los recursos y servicios más apropiados de acuerdo con sus necesidades y su situación jurídica».
El documento expone diversos casos y explica cuál es la mejor solución para cada uno. Si el menor se encuentra en situación administrativa irregular, no cuenta con derecho legal reconocido para acceder a la educación posobligatoria pero «tiene más facilidades si está empadronado», señala la guía. Este mismo menor puede realizar prácticas profesionales y cursos ocupacionales, siempre y cuando esté empadronado. La mejora jurídica de este grupo de jóvenes «dependerá de la existencia de familiares en situación regular en el país».
Otro grupo del que se encarga la guía es el de los menores tutelados por alguna administración. En este caso, el acceso a la educación posobligatoria sólo es posible si la institución que tutela al menor «lo considera conveniente», del mismo modo que el acceso al mercado laboral. Mientras, una mejora en su situación jurídica sólo puede tener lugar si se acredita «la imposibilidad de retorno con la familia o al país de origen».
Con todo, lo que deja claro la guía es que estos menores extranjeros no pueden acceder al mercado laboral tal y como ellos pretenden, como adultos. Este hecho les crea cierto desasosiego y provoca que muchos terminen en la calle buscando algún medio de vida que les permita mandar dinero a casa. Algo con lo que los educadores y técnicos tienen que lidiar a diario.
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