«Cuando le fichamos dije que estaba seguro de que triunfaría en el Espanyol. Pero al final hay algo que no puedes controlar: su añoranza. Si él se centra, estaremos encantados de que siga la temporada que viene, pero si no lo consigue, no tendremos ningún problema para recuperar la inversión, porque en Brasil lo quieren todos los clubs». Paco Herrera muestra sobre Jônatas el mismo pragmatismo que con el resto de asuntos que le incumben como director deportivo del Espanyol. El futuro del jugador depende pues, de sí mismo, de su voluntad e ilusión por continuar en Barcelona y rendir con la camiseta blanquiazul o su tozudería por regresar junto a su familia a Fortaleza.
Parece que Jônatas ha optado por la primera vía. En Lisboa y sobre todo el domingo en San Mamés dio síntomas claros de que se está recuperando, de que después de ocho meses comienza a mostrar el fútbol que provocó que Herrera recomendara su fichaje a la directiva. «Su rendimiento en Bilbao no me extraña, yo ya lo había visto en Brasil y todavía puede ofrecer más», apunta el director deportivo. «Cruzo los dedos para que haya encontrado la estabilidad y para que evolucione. Nos jugamos mucho en dos competiciones y le necesitaremos al 100%».
Herrera defiende al jugador y avisa a los aficionados: «No es un jugador problemático. La gente no debe confundir su añoranza con mal carácter. Es una gran persona, un gran profesional, su problema es que su cuerpo ha estado en Barcelona y su mente en Brasil».
Jônatas parece haberse relajado, seguramente por la mejora en la salud de su padre, y no ha vuelto a amenazar con marcharse del Espanyol para estar con los suyos. Dani Ballart, consejero encargado de las relaciones con los futbolistas y una de las personas que mejor conocen a Jônatas en Barcelona, explica: «Ahora hay tranquilidad con lo de su padre. Vino muy reforzado de Brasil, y espero que esta buena racha le haga replantearse la idea de volver a su país».
Una de las explicaciones a su renovada disciplina puede ser la multa que le impuso el club -la más alta que contempla el reglamento interno- y el revuelo que se armó con su huida. «Espero que todo esto haya servido para que Jônatas se dé cuenta de que no puede pensar sólo en él, sino que también está el club». En este sentido, Ballart felicita a Ernesto Valverde y a Paco Herrera por «lo bien que administraron el caso».
Nunca es tarde si la dicha es buena y no es descabellado que Jônatas se convierta en héroe en las semifinales de la Copa de la UEFA o, quién sabe, en la finalísima de Glasgow. El destello de San Mamés, sin embargo, no confirma que el brasileño esté ya recuperado e integrado en el sistema. Herrera así lo constata: «Le falta continuidad, coger ritmo, hacer con más frecuencia esas acciones personales que hace de tanto en tanto. Todavía desaparece un poco, tiene lagunas. Sobre todo, necesitamos que sea constante».
Si su vida personal deja de dar sobresaltos, es posible que lo consiga en el mes y medio que queda de competición. «Querríamos haberlo visto a este nivel mucho antes pero el pobre ha tenido un año trágico», le escuda Ballart. «Ahora no tiene lesiones, tiene estabilidad familiar y juega minutos. Todos los ingredientes para que ofrezca su mejor rendimiento».
Si Jônatas reacciona, seguirá en el Espanyol. La directiva sueña que sea junto a De la Peña, y Herrera anhela verlos a ambos lado a lado sobre el césped de Montjuïc y en plena forma: «Sería perfecto que los dos encontraran un hueco en el equipo», se esperanza.
El director deportivo sostiene que no son incompatibles, si bien aportan caracteres diferentes al equipo: «De la Peña es más pasador y da más asistencias. Jônatas da menos pases finales, tira más de jugada personal y sube él mismo el balón hacia el ataque a base de fuerza. No veo ningún inconveniente en que ambos pudieran jugar juntos si el entrenador así lo considera». Puede que la temporada que viene jueguen juntos, que sólo se quede Jônatas o sólo De la Peña, si finalmente no renueva. Quien sí lo hizo ayer fue el canterano Julián hasta junio de 2011.