ANTONIO LUCAS
MADRID.-
Después de publicar El dormitorio ajeno, el poeta y periodista Ignacio Elguero (Madrid, 1964) dio un portazo. Abandonó la ciudad, adquirió una propiedad en la sierra madrileña y allí se reencontró con viejas lecturas, con escondidos maestros, con la Naturaleza viva y la luz inmediata de las mañanas sin ruido.
En esos años de retiro comenzó a escribir los poemas que ahora conforman Materia, su último libro, con el que ganó el VI Premio Internacional Claudio Rodríguez, publicado por Hiperión. Atrás quedaron los años pop de Cromos y Los años como colores; incluso la lumbre ciega de El dormitorio ajeno, la penúltima de sus entregas poéticas. Elguero aparece ahora con una escritura más serena, más honda, cuajada en los bosques de Lucrecio, en el diálogo con Juan Ramón Jiménez y con Claudio Rodríguez, los tres nortes de su poesía.
«La observación de las pasiones, las pulsiones y las virtudes humanas están en el centro de esta nueva entrega», afirma Elguero, codirector del programa La estación azul, de RNE. «Eso me lleva a otros puntos de reflexión que están en el libro, como la memoria, la muerte, la pasión amorosa y, sobre todo, el deseo».
Diríamos que todo esto es la médula de Materia, donde el autor ha dado un salto con pértiga. Pero siempre desde una mirada positivista, empuñando interrogaciones humeantes que desembocan en una afirmación del individuo. «Me interesa la materia del hombre como estructura anímica. Y también la biología de las pasiones que vivimos ahora, confrontadas a la épica científica de Lucrecio», subraya.
En definitiva, se trata de un libro vital, carnal, nacido de una tradición propia que no busca el refugio de grupos ni capillas literarias. Sencillamente haciendo su camino. Sin mirar atrás: «Qué será de este día / cuando acabe, qué del llanto o del beso,/ la hierba en la que estamos,/ nuestra temperatura».
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