MARTIN BRUNDLE
A estas alturas, parece ya claro que la lucha por el campeonato será cosa de dos equipos: Ferrari y McLaren. En el contexto de un enfrentamiento de tú a tú, las tácticas de equipo se antojan fundamentales. Este tipo de decisiones fueron siempre fáciles para Ferrari en el pasado, nadie cuestionaba el liderazgo de Michael Schumacher. A pesar del buen comienzo de temporada de Felipe Massa, los cinco puntos que le separan de su compañero y supuesto jefe de filas, Kimi Raikkonen, parecen suficientes como para aplazar la lucha interna de poderes dentro de la escudería italiana.
La decisión en McLaren es más urgente. Tras el segundo puesto de Hamilton en Bahrein y la quinta plaza de Alonso, los dos pilotos de la escudería inglesa están igualados en la cabeza de la clasificación.
El español está cumpliendo las expectativas de lo que se espera de un campeón del mundo. Sin embargo, nunca un compañero le había presionado tanto a Alonso como este año lo está haciendo el debutante inglés. Hamilton estuvo al frente de la carrera durante dos tercios del Gran Premio de Australia. Especialmente sonada fue la labor de equipo que realizó en Malasia, donde frenó la progresión de los Ferrari y permitió un cómodo triunfo de su compañero. Aguantó con entereza las embestidas de Raikkonen y Massa durante muchas vueltas.
Si Nigel Mansell, Ayrton Senna o Michael Schumacher hubiesen conducido el coche de Massa, probablemente hubieran conseguido adelantar a Hamilton. De todas formas, no se debe subestimar la actuación del inglés. Hay que ser novato al volante de un Fórmula 1 y ver por el retrovisor a los dos Ferraris rojos echándose encima para saber lo que es la presión. Mientras tanto, Alonso se escapaba en cabeza a razón de un segundo por vuelta.
Después de la carerra pregunté a los dos pilotos de la escudería italiana si creían que el resultado habría cambiado de no haber estado Hamilton taponando. Ambos contestaron que no, que Alonso hubiese ganado igualmente. Me gustaría haber escuchado la respuesta de Michael Schumacher si hubiese estado al volante del Ferrari.
Con Alonso a su mejor nivel, si Hamilton mantiene esa consistencia, veo a McLaren por encima de Ferrari. Para conseguirlo, deben elegir a uno de sus pilotos y arroparle. La lógica dice que Alonso es su hombre.
Con sus resultados, Hamilton está captando la atención y cariño de los aficionados, especialmente ingleses. El piloto no ha vuelto a su país desde que comenzó la temporada, por eso no se imagina que está cercano al status de Tiger Woods en EEUU: «Olvida su color de piel, es un fenómeno emergente». Si, como es de esperar, McLaren elige finalmente a Alonso como su jefe de filas, llegará un momento en el que se produzca un conflicto con la prensa y la afición inglesa (nacionalidad de la escudería). Otro quebradero de cabeza para el equipo.
Martin Brundle fue piloto de F1 entre los años 1984 y 1996.
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