A su espalda, las pantallas de la sede de la Bolsa de Madrid apuntaban hacia un récord del Ibex 35 y, a su derecha, le arropaban el grueso de los más importantes empresarios del país. Sí, lo mejor para conmemorar el tercer año en el poder para José Luis Rodríguez Zapatero no ha sido finalmente el proceso con ETA o las reformas del Estado, sino la dulce continuidad de expansión económica.
El presidente del Gobierno -licenciado en Derecho por la Universidad de León y ajeno a la economía a lo largo de toda su carrera política-, decidió ayer asumir públicamente la dirección de este campo al presentar, en el escogido escenario de la sede bursátil, el Informe económico del presidente del Gobierno.
Se trata de una práctica común en EEUU o Japón y que en España no había asumido hasta ahora ningún jefe del Gobierno. Pero las cifras macroeconómicas -apoyadas en un contexto récord de crecimiento de la economía mundial y de la UE- son tan vendibles que Zapatero no ha querido dejar pasar la ocasión en el «espléndido escenario» que, según sus palabras, es la Bolsa española.
Él enmarcó así lo de ayer: «Es una iniciativa de responsabilidad política, porque subraya con nitidez la medida en la que el presidente del Gobierno asume la dirección de la política económica y se responsabiliza de la valoración de sus resultados». Y qué resultados: «El año 2006 ha sido el mejor año de la democracia (...) España ha crecido más que cada uno de los países del G-7 y volverá a hacerlo en 2007 en más de un 3,5%(...) En los últimos tres años hemos creado cerca del 40% del empleo en la UE, más que Francia, Alemania, Italia y Reino Unido, juntas».
Zapatero intentó alguna modestia: «No quiero ni debo ser excesivamente triunfalista ni complaciente; debo fijarme también en lo que se puede mejorar. La autocomplacencia es un rasgo conservador y yo prefiero el progreso». Pero no incidió en las reformas que piensa emprender, si gana las elecciones.
«Desafíos».
Según el presidente son «ser más competitivos, vigilar la inflación y mejorar nuestro balance exterior». Sobre ellos, se mostró prudente en los dos primeros y no se mojó en el tercero: «Seguirá mejorando la productividad en 2006 y se desacelerarán los precios de consumo, salvo que el petróleo se comporte peor de lo previsto (...) a pesar de que el déficit exterior es consecuencia del intenso aumento de la inversión nacional, está situación no está exenta de riesgos».
Reformas con «diálogo».
Se limitó a decir que «el Gobierno continuará los esfuerzos dirigidos a reducir la segmentación del mercado de trabajo y la temporalidad, a incrementar la tasa de empleo de algunos colectivos y a adecuar mejor la correspondencia entre salario y productividad dentro de las empresas». ¿Reformas impopulares a la vista? Nada de eso. «La experiencia demuestra que no hay mejor manera de conseguir estos objetivos que mediante el diálogo social, con el apoyo y respaldo de todos los agentes sociales».
Respaldo a Botín y Entrecanales.
El presidente tuvo guiños para empresarios presentes. «En el sector financiero destacan algunas entidades como bancos líderes incluso a nivel mundial, y con posibilidades aún de mayor crecimiento y de mayor internacionalización que, desde luego, cuentan con el pleno respaldo del Gobierno». Le escuchó atento el presidente del Santander, Emilio Botín, que intenta desembarcar en Italia a través del ABN Amro. También hubo elogios «al sector de energías renovables, donde los resultados logrados por las empresas españolas los han conducido a situarse en los primeros puestos a nivel mundial». El presidente de Acciona, José Manuel Entrecanales, era un claro aludido.
Solbes.
El presidente también resaltó «el manejo de la política económica, cuyo acierto básico es, en gran medida, responsabilidad del vicepresidente segundo», Pedro Solbes. Este no ha colaborado en el informe. De él es responsable la Oficina Económica en Moncloa que dirige David Taguas.
Mujeres.
El presidente no podía evitar sonreír al mirar a los empresarios presentes, entre los que apenas se podía ver a la presidenta de IBM, Amparo Moraleda. «En alguna empresa las mujeres ya llegan al 12% del consejo», afirmó voluntarista el jefe del Ejecutivo.