Luis del Pino
Vecinos. Han pasado por la sala varios de los vecinos de aquella casa de Morata de Tajuña donde nos dicen que se montaron las bombas. Nos han hablado de ese marroquí, Jamal Ahmidan, que no se oculta de sus vecinos, que les compra un generador para la casa, que regatea con ellos la cuota que tenía que pagar por el arreglo del camino de acceso y que incluso va a visitarles días después del atentado y les pregunta por la cabra que le han robado. Vamos, un comportamiento de lo más normal para un terrorista.
La cinta. También ha declarado el policía en excedencia que recogió la cinta encontrada en una papelera, al lado de la mezquita de la M-30. Ha dicho que le avisaron de Telemadrid porque su hija trabaja allí, pero no ha dado una explicación medianamente satisfactoria de por qué fue a recoger esa cinta, en lugar de esperar a que la Policía llegara. ¿Por qué arriesgó su vida, exponiéndose a sufrir los efectos de una bomba trampa? ¿Por qué manipuló una prueba supuestamente fundamental de la investigación sin autorización de sus superiores ni de la autoridad judicial?
12 de marzo. Los miembros de la UCO que han declarado hoy han insistido en que, si fueron a hablar con Rafá Zouhier el 12-M, llevando incluso a su jefe (que hasta ese momento no conocía a ese confidente de la Guardia Civil), fue por una investigación sobre un skinhead y una trama de tarjetas de crédito. Vamos, que fue mera casualidad que fueran a hablar con Zouhier aquel día. Supongo que igual que también fue casualidad que aquel mismo día se interrumpieran las escuchas a El Chino y alguien entrara a robar en la casa de Mouhannad Almallah, llevándose determinados objetos. ¡Aquellos días inmediatamente posteriores al atentado estuvieron llenos de tantas casualidades!
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