Agentes de la comisaría de Chamartín y del grupo de Atracos de la Brigada Provincial de Policía Judicial investigan ya el caso. Los funcionarios disponen de imágenes donde se puede apreciar al sospechoso gracias a la grabación efectuada por las cámaras de la entidad bancaria. Se trata de una persona delgada, de unos 40 años, con gafas de sol, perilla, trajeado de negro y con acento español. Iba armado con una pistola plateada. Ayer se ignoraba si era simulada o verdadera. Tampoco llevaba guantes por lo que la Policía ha recogido dentro de la sucursal varias huellas que podrían conducir a su identificación.

De acuerdo con las primeras pesquisas, se descarta que el autor de este atraco sea El Solitario, un peligroso delincuente al que se le imputan tres homicidios y unos 25 robos en bancos desde 1998.

Precisamente, en los últimos días Interior ha distribuido en Madrid a la Policía Municipal, a la Guardia Civil y al Cuerpo Nacional de Policía un amplio informe en el que se muestra un nuevo retrato robot del sospechoso ya que en los últimos meses ha atracado tres bancos en la región (Alcobendas, San Agustín de Guadalix y la carretera de Canillas) y uno en Avila.

El hombre que perpetró ayer el atraco del paseo de la Habana también actuó sin compañía. En cambio, el verdadero Solitario nunca perdería 10 minutos en encerrar a los empleados, según fuentes de la investigación.

Los hechos ocurrieron sobre las 11.45 horas. Una persona trajeada entró en la sucursal acompañada por otra persona. No despertó ninguna sospecha y los empleados le abrieron la puerta. Pasó sin problemas por el arco de metales pese a que llevaba un arma. Ya en el interior sacó la pistola y amenazó a clientes y empleados. «Su tono era sereno, sin titubear. No le tembló la mano en ningún momento. Siempre mantuvo el arma en alto», dijo uno de los testigos.

El atracador obligó a que todos los empleados y los seis clientes entrasen en el despacho del director de la entidad bancaria. Antes los amenazó para que les entregaran el teléfono móvil e impedir así que avisaran a la policía. Luego pidió a un trabajador las llaves del despacho y encerró a todos los presentes. A continuación, llenó una saca con billetes de 20, 50 y 500 euros.

Una persona que se encontraba en la calle fue la que alertó de que en el interior de la sucursal se podría estar produciendo un atraco, dado que ésta se encontraba cerrada pese a que era poco antes del mediodía. De inmediato se trasladaron al lugar efectivos de la Policía Nacional y del Samur. Cuando llegaron los cuerpos de seguridad, el asaltante ya había huido.

El atracador salió de la sucursal caminando sin prisa. Pronto se le perdió la pista. Por las imágenes se sabe que se dirigió calle abajo hacia Nuevos Ministerios. No se sabe si tomó un taxi, cogió un coche o si escapó en su propio automóvil.

Pese a todo, la policía se desplegó por todo el distrito en su búsqueda. En esta tarea participaron agentes del grupo de Alazanes del Cuerpo Nacional de Policía.

Uno de los testigos aseguró que maniató de pies y manos a cuatro de los rehenes antes de encerrarlos en el despacho del director. «El atracador era un hombre joven, alto, delgado, moreno, que no tenía mala pinta y que, aparentemente, estaba muy tranquilo», comentó otra mujer.

Antes de que llegara la policía, los nueve encerrados pudieron salir del despacho tras romper un cristal con un adorno de vidrio, según explicó un operario.

Tras el suceso, dos de las mujeres tuvieron que ser atendidas de crisis de ansiedad, aunque finalmente fueron dadas de alta en el lugar, según Emergencias Madrid. En el posterior registro de la sucursal se descubrió que el atracador no se llevó todos los teléfonos móviles de los clientes y empleados. Se dejó sobre una mesa uno de ellos, que era el de una mujer.

Ninguno de los empleados de la oficina de Caja Madrid quiso hacer declaraciones de lo sucedido en el atraco. En la misma calle hay otros cinco bancos. Una trabajadora de uno de ellos indicó que desde hace «cinco años no sufrían ningún atraco en la zona».

«He pasado mucho miedo. Creía que podría llegar a disparar». Es lo que explicaba con voz acelerada una de las mujeres que ayer pasó encerrada 10 minutos en el despacho del director mientras el atracador se apoderaba de 40.000 euros. «Ha sido de película. Pensaba que era algo irreal lo que veía pero se estaba produciendo», señaló una mujer.

Otras de las mujeres que fue recluida indicó que entraron en la sucursal porque el cajero estaba estropeado. «Hemos entrado para decirles que no podíamos sacar dinero y en ese momento ha entrado un señor mayor y un joven detrás, que resultó ser el atracador y que nos ha obligado a entrar a la oficina». «He pasado muchísimo miedo», también reiteró la mujer. «Pese a que iba armado ha sido muy educado y ha utilizado buenos modales. Eso sí, nadie le ha llevado la contraria y se le ha acercado», agregó la cliente.