La casa de los Fernández está en Vallecas. Cerca de donde el pasado domingo fueron tiroteados. Dos hombres se acercaron en un coche cuando estaban las mujeres y sus niños en el parque. Iban en un Opel Vectra de color amarillo. El copiloto sacó una escopeta de postas por la ventanilla y los acribilló. Lo pueden contar de milagro, porque la munición era pequeña. El Samur los trasladó al Gregorio Marañón, según informó Emergencias Madrid.
El resultado fueron tres mujeres heridas, Angela, Sara y Verónica, y los tres niños, dos de cinco y siete años y un bebé de pocos meses. Los seis están llenos de perdigonazos y uno de los pequeños no salió hasta ayer por la mañana del hospital. Nos reciben en su casa de Vallecas. Nada más entrar está Sara en la cama, tapada con una manta hasta el cuello. Apenas se puede mover por los dolores y el disgusto.
Un poco más adentro, en el salón, está el resto de la familia. Los mayores de la casa, indignados, dan toques en el suelo con su bastón, no entienden la cobardía del que disparó a seis personas indefensas. Como los Fernández, los que dispararon eran gitanos.
En la casa todos saben quién ha sido y por qué lo ha hecho: Jose, el ex marido de Vanessa, que está que rabia con su ex mujer. «Menudo cobarde, disparar así a los niños», dice uno de los patriarcas mientras se ajusta el sombrero y se acomoda en su sillón.
Lo que hizo Jose, según cuentan, se veía venir, porque el año corto que pasaron casados Vanessa y él ha sido un infierno: malos tratos, cocaína, alcohol, una orden de alejamiento...
La abuela, sentada en el sofá, también resultó herida. Tiene las piernas vendadas con gasas. La alcanzaron un montón de perdigones. «Mira cómo tengo esto, hijo», dice dolorida. En sus piernas hay montones de vendajes, y alguna que otra herida de los plomos que se ha quedado al aire.
Además, la alcanzaron en un brazo y en la tripa, pero está contenta porque no ha sido grave. Si llegan a utilizar una munición más potente, los habrían matado a todos. Vanessa, al lado de la abuela, se lamenta del matrimonio que ha sufrido, pero sabe que encontrará a alguien que la trate mejor. Jose, el ex marido de Vanessa, fue visto con claridad en el momento del suceso. Las víctimas lo reconocieron sin lugar a dudas, según cuentan.
Creen que él ha huido de Madrid, porque es de San Blas, donde le estuvo buscando la Policía el domingo por la tarde, pero sin dar con él. Probablemente se haya fugado a Cáceres o a Coria, donde tiene una casa. Cuentan los Fernández que Jose siempre fue un tipo violento: «Llegó ayer con el coche, hasta arriba de coca, de alcohol y Dios sabe qué más y se lió a tiros con la familia de la niña, porque es un cobarde y no soporta la orden de alejamiento que tiene», se queja la familia. «Hacer eso no es de hombres», concluyen. Abajo, en la calle, la placita donde jugaban las víctimas todos los días está vacía.