J. M. FERNANDEZ ISLA
Ayer, Javier Ortiz publicaba en este periódico un artículo con el título Un nuevo 14 de abril, donde analizaba el devenir de la habitual efeméride republicana y se congratulaba por el creciente numero de jóvenes que últimamente se asoma a la realidad política desde semejante óptica. Efectivamente, cada vez son más los movimientos de rebeldía juvenil que incluyen el estandarte tricolor entre sus reivindicaciones. Y, seguramente, no lo hacen como homenaje a la II República, sino más bien porque piensan que ese modelo de Estado puede propiciar un futuro más acorde a sus expectativas.
Existe una vieja reivindicación entre los republicanos de corazón, que reclaman un monumento donde los ciudadanos puedan rememorar el espíritu de la II República -ni uno, a lo largo del país-. Por eso, para recordar, no hay más remedio que recurrir al legado edificado durante aquella época donde, afortunadamente, la buena noticia es que hay mucho donde elegir.
Seguramente, uno de los ejemplos más significativos de lo que se ha dado en llamar racionalismo arquitectónico madrileño lo constituya la antigua Residencia de Señoritas que la Institución Libre de Enseñanza levantó como pabellón de esquina entre las calles Martínez Campos y Miguel Angel.
Este pequeño edificio de formas precisas, líneas definidas y, sobre todo, volúmenes limpios resume a la perfección el ideario dinámico de unos tiempos donde todo lo que representase un avance debía entenderse en términos de fascinación maquinista. Un estilo que en 1925 había ganado el reconocimiento internacional en la Exposición de Artes Decorativas de París, dando carta de naturaleza a un Art Decó que en muy poco tiempo rompería fronteras hasta alcanzar Miami, Nueva York, Madrid o Shanghai (un inciso, el coffee table book de moda entre lo mas cool de Manhattan es el dedicado por el fotógrafo Deke Erh al Decó de la capital china).
En Madrid será Carlos Arniches el arquitecto que mejor resuma el espíritu racionalista de la era del jazz. Hay que reconocer que el proyecto de Arniches para la Residencia de Señoritas (en esta ocasión sin Domínguez, su colaborador habitual) en su interior no aporta soluciones especialmente innovadoras, pese a diseñar hasta la última pieza de mobiliario. Destaca, por el contrario, la extrema delicadeza del tratamiento exterior. Es aquí donde el volumen se establece como elemento formal de poderoso alcance, a través de la ingravidez transparente de sus balconadas. A partir de ahí, tanto el armonioso remate curvo de las terrazas o el modo de asociar los huecos en bandas horizontales ligeramente rehundidas, como la precisa relación entre muro y ventana, convierten al edificio en objeto de culto, capaz, por sí solo, de representar todo el sentido del despertar republicano.
FICHA TÉCNICA
ANTIGUA RESIDENCIA DE SEÑORITAS DE LA INSTITUCION LIBRE DE ENSEÑANZA (En la actualidad Fundación Ortega y Gasset).
Situación: General Martínez Campos, 48-50 c/v Miguel Angel, 12.
Arquitecto: Carlos Arniches Moltó.
Proyecto: 1932.
Construcción: 1932 - 1933.
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