MARIA RAMIREZ. Corresponsal
BRUSELAS.-
La policía belga sigue sin tener ni rastro de Erik Ferdinand, el preso que se fugó el domingo por la tarde en helicóptero de una prisión cerca de Lieja. La fuga del reo, pendiente de extradición a España por una cadena de fraudes y atracos en Girona, abre una nueva crisis para un sistema penitenciario lleno de agujeros.
Ferdinand, un francés experto en identidades falsas, esperó en el patio de la prisión de Lantin vestido de rojo y amarillo fosforescente para que sus dos cómplices lo recogieran con el aparato de una escuela de vuelo que habían secuestrado a punta de pistola, con piloto e instructor incluidos. Los compinches de Ferdinand se hicieron pasar por turistas de Marsella; cuando emprendieron el vuelo, sacaron una granada y una pistola para amenazar al piloto y obligarle a cambiar de rumbo.
Tras embarcar a su pasajero y aterrizar fuera de los muros de la cárcel, los tres hombres huyeron primero a pie y luego en coche. La policía ha organizado un potente despliegue internacional y ha difundido la foto de Ferdinand y la descripción de sus cómplices, pero los tres siguen desaparecidos. Los belgas tienen que superar, además, la humillación de una nueva huida de sus prisiones. Dada la multiplicación de casos, el diario La Libre Belgique encabezaba su primera noticia sobre la fuga en helicóptero con el titular «evasión a la belga».
En realidad, ésta no es la primera vez que un preso ha tratado de escapar por los aires. Un helicóptero intentó una operación similar en la cárcel de Fresnes, a las afueras de París, en 2001, aunque entonces los guardias impidieron que la misión funcionara. En Bélgica, los centros penitenciarios ya tienen un historial de evasiones. En agosto de 2006, 28 prisioneros, la mayoría de una banda de Europa oriental, se fugaron simplemente forzando el cerrojo de sus celdas al norte de Bruselas. En Lantin, el otoño pasado, también hubo una revuelta de unos 40 prisioneros, aunque la policía federal consiguió controlarla después de unas horas.
Los sindicatos han denunciado las medidas de seguridad anticuadas y la falta de personal y convocan protestas de forma recurrente. Ayer, los funcionarios de la cárcel de Arlon, por ejemplo, estaban en huelga para pedir el traslado a otro centro de Farid el Loco, un prisionero de origen árabe que ha agredido a varios guardianes. El mes pasado, los carceleros de Lantin se manifestaron por el exceso de prisioneros en sus celdas.
La ministra de Justicia, Laurette Onkelinx, ha prometido una investigación judicial y administrativa sobre la fuga y ya ha recibido recomendaciones de la cárcel de Lantin, como por ejemplo el uso de cables para proteger los patios, que impidan el aterrizaje de cualquier aparato volador. Además, se estudia una vigilancia especial para prisioneros que, como Ferdinand, vayan a ser extraditados en pocos días. El preso huyó en enero de 2004 de su casa en Maià de Montcal en plena operación de la Guardia Civil y los Mossos d'Esquadra contra él y la banda que había montado en varios pueblos de Girona. Fue localizado en noviembre de 2005 con otros dos secuaces pero escapó, incluso esposado, por una ventana en un momento de distracción de la Guardia Civil. En su detención en Lieja, hace pocas semanas, había utilizado la identidad falsa de Vincent Gamez, de 33 años, y ya había sido descrito como un reo problemático y de poco fiar.
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