Con el dorsal número 14.000 a la espalda, bajo la mirada cómplice de nuestro paisano Miguel López-Alegría y sujetada por un fajo de correajes para no salir volando, la astronauta Sunita Williams corrió ayer la maratón de Boston a 338 kilómetros sobre nuestras cabezas.
La intrépida Sunita -41 años, de origen hindú- se había preparado a conciencia para codearse con los 23.000 corredores de la famosa maratón y no permitió que un hecho tan volátil como estar de guardia en la Estación Espacial Internacional interfiriera en sus planes.
A la hora convenida (10.00 de la mañana en Boston), la astronauta se puso la camiseta de los inefables Red Socks, tomó un profundo respiro y se dispuso a tirar millas sobre la cinta corredera. Teniendo en cuenta el camino recorrido simultáneamente por la estación espacial (7,7 kilómetros por segundo), el triunfo lo tenía en el bolsillo. «Os comunicamos que, según nuestros cálculos, la carrera ha finalizado ya para ella», informaron desde Houston sin darle tiempo a entrar en calor. «Pero imaginamos que querrá seguir corriendo»...
Al cabo de 45 minutos, el astronauta López-Alegría daba fe de sus progresos sobre el tragamillas: «Suni sonríe todavía, se ve que es una buena señal».
La astronauta confiaba en completar los 42.195 metros de rigor en cuatro horas, algo más del tiempo que tenía marcado en tierra en la maratón de Houston (3 horas, 29 minutos y 57 segundos). Mientras sus competidores de tierra pisaban charcos en medio de un furioso temporal, la astronauta volaba plácidamente sobre su cinta corredera. Entre los corredores de Boston, por cierto, estaban su hermana Dina Pandya y su amiga Karen Nyberg, también astronauta. Sunita logró completar la distancia del maratón tras correr durante 4 horas y 24 minutos sobre la cinta. Aunque se encontraba lejos los primeros puestos (la ganadora, Lidiya Grigoryeva, de Rusia, llegó a la meta tras 2 horas y 29 minutos), la astronauta entró por su propio peso en el libro Guinness de los récords como la primera persona que corre la maratón en el espacio.
«Quiero que este hito sirva para animar a los niños y a las niñas a que hagan ejercicio físico», dijo de antemano Sunita. «Ponerse una maratón como meta es una buena manera de alcanzar ese objetivo».
Williams recordó lo vital que es también la actividad física para los astronautas, por aquello de mantener la masa muscular y la densidad ósea. «En una situación de microgravedad es muy fácil el deterioro físico porque no utilizamos apenas las piernas», recordó. «Por eso es importantísimo ejercitar los músculos y los huesos, para cuando volvamos a la situación de gravedad normal».
Habituada al tragamillas en tierra, lo más difícil fue adaptarse a esa camisa de fuerza con la que tuvo que correr en el espacio, para no salir flotando como un burbuja. «Es un poco más difícil que correr en tierra, pero te acabas acostumbrando», confesó. Su objetivo, ayer, fue avanzar a 12 kilómetros por minuto (sin contar, por supuesto, con el empujón orbital. Antes de completar su formación como ingeniera y astronauta, Sunita Williams era ya una consumada corredora de maratones).
Desde hace años, entrena cuatro días por semana -dos carreras cortas y dos largas- y le ha costado lo suyo habituar sus inquietas piernas a las estrecheces de la Estación Espacial Internacional, donde permanecerá durante seis meses.
Desde el control de Houston, el doctor Steve Hart completó su reconocimiento médico antes, durante y después del experimento. «Sunita es un portento de salud», certificó Hart. «Además de su trabajo en la estación, ha querido que su misión sirva para profundizar en nuestro conocimiento de las condiciones físicas en situaciones de ingravidez. Lo que estamos aprendiendo gracias a ella va a ser vital para futuras misiones con vistas a la creación de una base lunar». Kirk Shireman, subdirectora del programa para la estación espacial de la agencia espacial estadounidense, admitió que el hito de Sunita tiene también mucho que ver con el estímulo personal: «Procuramos que nuestros astronautas sean felices y puedan sentirse en el espacio lo más cerca posible de casa».
López-Alegría fue testigo ayer del paso de Sunita por la línea de meta y se dispone a fijar también su propio récord. Cuando regrese a la Tierra el 20 de abril, a bordo de una nave Soyuz, será el astronauta norteamericano que más tiempo ha pasado en el espacio, aunque el récord mundial lo seguirá ostentando un ruso, Valeri Polyakov: 437 días orbitando.
LO DICHO Y HECHO
«Quiero que este hito sirva para animar a los niños y las niñas a que hagan ejercicio físico»
1965: Nace en Ohio. 1985: Termina sus estudios en Ingeniería en el Instituto Tecnológico de Florida. 1987: Empieza su formación en la Academia Naval de Estados Unidos. 1993: Ingresa en la Escuela de Pilotos Navales. 1998: Seleccionada por la NASA, participa en la primera misión a la Estación Espacial Internacional (ISS), donde trabaja actualmente como tripulante. 2007: Corre la distancia del maratón de Boston sobre una cinta en la ISS.