ALBERT CASTILLON
Llevamos medio siglo malviviendo y malmuriendo con ETA. Mil muertos y más de 10.000 heridos a nuestras espaldas y sin embargo a nuestros padres de la patria sólo se les ocurre dividirse y no luchar conjuntamente contra el asesino que les mata. Ante esta nueva oportunidad para la paz los partidos mayoritarios están irreconocibles: las derechas ocupan las calles como si fueran revolucionarios de izquierdas y las izquierdas se atrincheran en sus despachos, pisando la moqueta propia de la derecha. Algunos medios de información intentan que la opinión pública se obsesione con huelgas de hambre, excarcelación de presos y juicios como el del 11-M. El beneficio electoral que hay en juego es inmenso. Rajoy piensa... «si un atentado terrorista consiguió poner a Zapatero en el gobierno, un fracaso en la tregua de ETA podría acabar con su carrera política» y Zapatero reflexiona...» déjalos que vuelvan a equivocarse, como hizo Mayor Oreja en el País Vasco, o Zaplana y Acebes mintiendo tras el atentado de Madrid». Pero, ¿quién piensa en las víctimas? El dolor que sufre una víctima no se cura con manifestaciones ni con discursos. Lo menos que merecen es justicia y un trato respetuoso por parte de quienes nos gobiernan. Estar divididos en estos momentos por intereses electorales es una falta de respeto.Siempre ocurre lo mismo, con una mano les dan el pésame mientras que con la otra deniegan el pago de una indemnización. Durante décadas la asociación de víctimas catalana se manifestaba al día siguiente de que ETA cometiese un atentado, fuese quien fuese la víctima. Se concentraban a las 8 de la tarde frente a Hipercor y jamás acudió ni un solo político de ningún partido. Tras el brutal atentado del 11-M en Madrid los portavoces de todos los partidos salieron a la plaza de Sant Jaume de Barcelona, y organizaron su propia concentración a la que nunca invitaron a las víctimas.Sólo se acercan a ellas en los funerales.
No son nuestros políticos distintos al resto de nosotros, sino más bien nuestro fiel reflejo. Cuando ETA asesinó a seis policías nacionales en Sabadell sus viudas estuvieron muy solas. Un año después, en Marzo de 1992, tras los atentados de Hipercor, Sabadell y Vic, las víctimas organizaron un macro concierto en el Palau de Esports de Montjuïc para recaudar fondos. Cantó Joan Manuel Serrat entre otros, aunque fue un fracaso de público. A Lluís Llach se le propuso cantar desinteresadamente, su respuesta fue clara: «yo no canto para fachas». A los ocho años capitaneaba los conciertos en memoria de Ernest Lluch sin avergonzarse lo más mínimo. La memoria es muy frágil. En Cataluña todavía hay quien considera que Terra Lliure no mató a nadie, se olvidan de un muerto y 40 heridos, muchos todavía con secuelas.
Si a día de hoy el terrorismo sigue siendo un grave problema en España es porque nuestros políticos no han hecho bien su trabajo, y la sociedad civil ha sido incapaz de obligarles a ello. Cada víctima tiene su propia opinión sobre la tregua de ETA, pero el objetivo final es el mismo: terminar con la banda terrorista, pero siempre con la fuerza de la ley. En los 47 años de existencia de ETA ni una sola víctima se ha tomado jamás la justicia por su mano para vengar una muerte. Que tomen nota los que desde el gobierno quieren dar a las víctimas lecciones de talante.A algunos la sombra de los GAL les perseguirá el resto de sus días.
|
