Los dos jóvenes de Puig-reig acusados por la Fiscalía de provocar los grandes incendios de 1998 en la Cataluña central reconocieron ayer, durante la segunda sesión del juicio que se celebra en la Audiencia de Barcelona, ser los responsables de sólo cuatro pequeños fuegos, que en su conjunto no superan los 100 metros cuadrados. Josep Maria F. B. y Josep Maria P. O. negaron haber provocado el gran incendio de Aguilar de Segarra. Es más, tanto uno como el otro aseguraron que no conocen la zona y que nunca han estado en ese lugar.
En la sesión de ayer, los letrados de las acusaciones particulares y de la defensa expusieron sus escritos y a continuación comenzaron a declarar los procesados. Sólo hubo tiempo para los dos jóvenes a quienes el Fiscal de Medio Ambiente, Joaquín Pérez de Gregorio, les imputa siete fuegos forestales, entre ellos el de Aguilar de Segarra, que calcinó 17.000 hectáreas, y el de Cardona, que afectó a 10.000 hectáreas más y que llegó a fusionarse con el de Aguilar. Para ellos, solicita una pena de 18 años de cárcel para cada uno y una multa de 18.000 euros.
En sus declaraciones, los dos jóvenes de Puig-reig admitieron haber provocado cuatro pequeños fuegos a pie de carretera en las localidades berguedanas de Gironella, la colonia Prat de Puig-reig, la Pobla de Lillet y Castellar de N'Hug. A preguntas del fiscal, no supieron responder los motivos que los indujeron a hacerlo. Simplemente aseguran que cuando prendieron fuego habían ingerido mucho alcohol.
Según palabras de Josep Maria F. B., «bebíamos mucho, fumábamos porros y éramos personas inestables. Estábamos fuera de sí».El fiscal les recordó que Josep Maria P. O. declaró ante la Guardia Civil haber prendido fuego como venganza por haber sido despedidos de una serradora de Puig-reig donde trabajaban, pero los dos jóvenes expresaron no acordarse de estas manifestaciones.
Incluso, a instancia de sus abogados, explicaron que nunca fueron despedidos, sino que cogieron la baja voluntaria el 22 de julio, cuatro días después del inicio del incendio de Aguilar de Segarra.
El fiscal también insistió en su interrogatorio a los acusados que tanto en la declaración que hicieron ante la Guardia Civil como posteriormente en el juzgado de instrucción número 4 de Manresa, reconocieron haber sido los autores de todos los focos.En el caso de Josep Maria F. B., de seis, y en el de Josep Maria P. O., de los siete que sostiene la acusación pública. En este sentido, los dos chicos aseguraron que lo hicieron por «presiones» de los agentes de la Guardia Civil, que les condujeron a decir que eran los responsables de los incendios de Aguilar de Segarra y de Cardona.
Uno de los imputados, Josep Maria P. O. fue incluso más lejos y afirmó haber sido maltratado por los agentes. En su declaración ante la sala explicó que «dos agentes me amenazaron y uno me maltrató. Me pegó con la mano en el estómago varias veces», pero que no lo denunció por miedo.
Los dos acusados relataron como iniciaron los incendios. Explicaron que el 19 de julio estuvieron en un bar de Berga bebiendo alcohol y que al regresar a casa se pararon en Gironella, a pie de carretera, y encendieron unos matorrales. La superfície quemada fue de 30 metros cuadrados. La misma operación la repitieron en Puig-reig, quemando otros 50 metros cuadrados. Tres días después, prendieron fuego en otro margen de la Pobla de Lillet, donde según el fiscal ardieron 5.000 metros cuadrados, y un cuarto en Castellar de N'Hug, que afectó a 14.000 metros, según la acusación.
En opinión de la defensa de los dos jóvenes imputados, todos los incendios fueron de noche, en un margen de la carretera y en ningún caso hubo ningún riesgo para nadie.