Miércoles, 18 de abril de 2007. Año: XVIII. Numero: 6331.
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Los mossos imputados por maltratar a un detenido dicen que se limitaron a reducirlo
La víctima declara que recibió «una lluvia de golpes» y compara lo sucedido con Guantánamo
NANDO GARCIA

BARCELONA.- De nada sirvió ayer que existan unas imágenes en las que supuestamente se ve a cuatro agentes de los Mossos d'Esquadra golpeando a un detenido en la comisaría de Les Corts de Barcelona porque tres de los policías que ayer declararon ante la juez como imputados afirmaron que se limitaron a reducirlo mientras que el arrestado aseguró que le propinaron tal paliza que perdió la consciencia.

Las declaraciones del cabo, un agente en prácticas y un profesional -apartados del cuerpo junto a un cuarto que ayer no pudo acudir al juzgado por motivos personales- sirvieron para que se ratificaran en el atestado que elaboraron tras la polémica detención de Rubén Pérez Marcos, que se llevó a cabo la noche del pasado día 31.La víctima aseguró que le dieron «patadas y puñetazos» incluso después de que le inmovilizaran. A la salida de su declaración en calidad de testigo ante la titular del juzgado de instrucción número 8 de Barcelona, el detenido señaló que pensaba que la prisión de Guantánamo «quedaba un poco más lejos, por Cuba, y no a tres esquinas de casa».

En el interior del juzgado, Rubén relató lo que podía recordar de lo sucedido, admitiendo en primer lugar que se tomó «dos cervezas y un par de pelotazos» la noche de los hechos. Según su declaración, sobre las seis de la mañana, salía de una discoteca cuando se le acercaron dos personas con las que inició una discusión en relación a la joven que le acompañaba. Rubén afirmó ayer que uno de sus contrincantes avisó a una patrulla policial que circulaba por la calle y un agente empujó a su acompañante y la tiró al suelo. A partir de ese momento, afirma que le esposaron y le metieron en el coche policial. «Que durante el trayecto intentó decir a los agentes que era injusto, que no había para tanto y que no estaba de acuerdo con el trato que estaba recibiendo», señala la declaración, en la que el arrestado admite que destrozó la mampara del coche patrulla.

Ya en comisaría, le quitaron las esposas y le introdujeron en un cuarto -en el que estaba la cámara oculta que ha servido al Departament d'Interior para apartarlos del cuerpo-. Según su versión, le quitaron las esposas y cuando les dijo que no entendía por qué estaba allí «recibió un golpe en la cara al que le siguieron una lluvia de golpes», señala la declaración.

Es en este momento cuando se produce la mayor contradicción entre ambas versiones. Los tres policías sostienen que el detenido no dejaba de insultarlos, desafiarlos y que dio un manotazo a un agente y una patada antes de que los cuatro policías se abalanzaran sobre él para reducirlo. Mientras intentaban inmovilizarlo y sin saber si llevaba algún objeto peligroso porque no lo habían cacheado, la víctima «lanzaba patadas, intentando morder a los agentes, e incluso intentaba golpearse él mismo», según la declaración de uno de los policías.

Lo que sostiene el arrestado es completamente opuesto: uno de los imputados lo cogía «por los pelos mientras los otros le seguían golpeando». Según su versión, le dieron la vuelta sin dejar de agredirle «e incluso vio cómo saltaba un agente para dejarse caer» sobre él «con todo su peso». Es decir, al más puro estilo de la lucha libre. La supuesta víctima afirma que en ese momento perdió el conocimiento, lo que fue tajantemente negado por los tres policías que ayer prestaron declaración. El detenido afirmó que cuando se despertó tenía el cuerpo «entumecido» y seguían golpeándole. Después le pusieron esposas en manos y los pies y un casco en la cabeza. En esto último coincidió con los policías, que explicaron que la protección se la colcaron -como establece el protocolo policial- para que no se autolesionara.

El cabo y los dos agentes coincidieron en sus declaraciones y ratificaron el contenido del atestado que elaboraron tras el arresto y que fue adelantado la semana pasada por este diario.La víctima insistió en que fue apaleado. Las imágenes deberán sacar de muchas dudas.

Mientras tanto, Amnistía Internacional felicitó ayer a Interior por su rápida actuación -incluso antes de que se pronuncie la Justicia-al apartar del cuerpo a los cuatro agentes y a una quinta policía por abofetear a una detenida. Este caso está siendo investigado por otro juzgado.

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