Por primera vez en muchos años, España logró reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero un 4,1% en 2006. Varios factores han influido en este esperanzador resultado, pero sobre todo la producción de energía eléctrica procedente de los molinos eólicos. Gracias a estas máquinas que se han sembrado a lo largo y ancho del país, España ha ahorrado la emisión de nada menos que 16 millones de toneladas de CO2 el año pasado.
Los datos provienen del informe anual que elabora CCOO y la revista WorldWatch, que goza de gran solvencia y se hace meses antes que los datos oficiales del Gobierno. Sólo unas décimas han separado en ocasiones anteriores ambos balances.
El año pasado fue, por tanto, el primero en el que las emisiones no sólo no subieron, sino que bajaron con respecto a 1990, año de referencia para evaluar internacionalmente a los Estados firmantes del Protocolo de Kioto.
Además de la altísima producción eólica -una energía renovable que no emite absolutamente nada de CO2-, los buenos resultados también se atribuyen a la bonanza meteorológica (ni mucho frío ni mucho calor), a lluvias en las cuencas con producción hidroeléctrica y a que las centrales nucleares funcionaron normalmente, no con muchas averías como en el año precedente. Se añaden los primeros resultados de la política central y autonómica en la materia y a la subida del petróleo y sus derivados.
Todo ello ha contribuido a que el consumo de energía primaria bajara un 1,3%, mientras que el PIB creció un 3,9%. «Es la primera vez que se desacopla el crecimiento económico con la subida de las emisiones», señaló el secretario confederal de Medio Ambiente de CCOO, Joaquín Nieto.
Los favorables resultados divulgados ayer han permitido a los autores del estudio decir que «si en años venideros continúa esta tendencia, España podría cumplir con Kioto». Hasta el momento, esta perspectiva estaba fuera del horizonte: «El transatlántico se ha desviado y parece que esquiva el iceberg», declaró José Santamarta, de WorldWatch.
Los autores del informe señalan que, además, tan «meritorio» resultado se ha producido con un incremento de la población en 700.000 personas. Tal circunstancia mantiene a España con una tasa de emisiones por habitante un 10% inferiores a la media de la UE, situándonos en el doble de la media mundial. Esta circunstancia podría tener gran peso en las negociaciones para un acuerdo pos-Kioto tras el año 2012.
Sin embargo y pese a los cantos de sirena, Nieto no quiso caer en la complacencia y exigió al Gobierno nuevas medidas: un Plan Nacional de Infraestructuras sostenible, una ley para un uso eficiente de la energía y fiscalidad ambiental. «Zapatero debe convertir en hechos sus palabras y dar instrucciones precisas a los departamentos de Fomento, Industria y Economía», declaró.
La nueva cifra de emisiones de España, situada en un 148,05%, mantiene a nuestro país en la cola de cumplimiento de Kioto, aunque falta conocer la evolución de países como Canadá y Dinamarca, también muy alejados.
Por otra parte, organizaciones ambientales, sindicales y sociales han convocado una manifestación el sábado a las 19.00 horas en Madrid, para reclamar menos emisiones de CO2, para hacer frente al cambio climático.