J. VALDEON BLANCO. Especial para EL MUNDO
NUEVA YORK. - Las sombras del cambio climático alcanzaron ayer por fin al Consejo de Seguridad de la ONU. Por primera vez en la historia, este organismo habló largamente sobre las implicaciones que el calentamiento global tendrán en el equilibrio geopolítico mundial.
Así, la ONU ha reconocido que la crisis climática no es una cuestión puramente ambiental, sino que afecta de lleno a cuestiones básicas de la política internacional. «Las cosas son más fáciles cuando todos podemos compartir la abundancia, incluso si es a niveles diferentes», expresó el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, al dirigirse a los estados miembros para alertar sobre las guerras que el efecto invernadero augura. El secretario general hizo un repaso histórico sobre las guerras generadas por los bienes naturales. Desde los conflictos entre ganadería y agricultura, pasando por los caladeros pesqueros, abrevaderos, metales preciosos, etc., son incontables los conflictos a cuenta de las riquezas naturales.
«Cuando los recursos escasean, sea el agua o la tierra o la energía», añadió, «los ecosistemas son sometidos a una excesiva presión y pueden generar un conflicto total». Parafraseando a Kofi Annan, Ki-moon dijo que «la degradación ambiental desestabilizará zonas ya conflictivas, sobre todo cuando existe un acceso desigual o politizado de los recursos». Al fin y al cabo, y «comparado con el coste de los conflictos y sus consecuencias, el coste de prevenirlos es mucho menor, tanto en términos financieros como en vidas humanas», señaló.
Alejandro Wolff, embajador de EEUU, enfatizó que el problema sea tratado con realismo, «para que no afecte al crecimiento». Once generales retirados de EEUU habían apoyado el lunes el encuentro, convencidos de que el calentamiento «afectará a la seguridad nacional». Países como China y Pakistán expresaron su rechazo a que estos temas sean debatidos por el Consejo de Seguridad, pues su ámbito pertenece a «organos subsidiarios relevantes».
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