Para celebrarlo, el Salón acogerá el lanzamiento mundial del álbum Astérix y sus amigos (Salvat), que no es un nuevo volumen del guerrero de las mallas rojas sino un homenaje que dibujantes como David Lloyd, Forges, Milo Manara y François Boucq, entre otros, rinden al maestro francés (que no estará presente en el Saló, pero en su nombre asistirá su hija, Sylvie).

En Francia, el álbum se pondrá a la venta el próximo día 25, así que por primera vez la première de un tomo de Astérix tendrá lugar en Barcelona. Será ante unos 95.000 aficionados a las historietas. O más. Ése es el número de visitantes que el Salón recibió el año pasado y el que espera alcanzar (y superar) entre mañana y el domingo. A cinco euros por cabeza (el precio de la entrada incluye un cómic de regalo).

El hecho de que este año el Salón casi coincida con el Día del Libro «beneficiará» a los implicados, según Carles Santamaría, director de la cita. «Si el tiempo nos acompaña, el clima de Sant Jordi puede ayudarnos», dice. El reclamo Frank Miller puede hacer el resto.

No es que el artífice de Sin City y otros tantos milagros del tebeo cruce el charco para participar en el Salón, sino que se exponen originales de 300, el cómic (que ahora también es película, recién estrenada) que ha vuelto locos a los seguidores de lo épico. Además de la de 300 y la de Astérix, el Salón del Cómic dedica este año exposiciones a El Jueves (la revista, que cumple 30 años), a la Escuela de cómic Joso (que cumple 25) y a la relación entre la historieta y la novela negra, además de las dedicadas a los ganadores de los premios de la edición anterior (Víctor de la Fuente, Pablo Auladell y el cómic del gato negro Blacksad).

Asimismo, Miguel Gallardo, autor del cartel de este año (que se aleja tanto de su obra como del espíritu juvenil del encuentro con un dibujo sobrio y clásico), protagoniza una retrospectiva que «une todos mis mundos de la mejor de las maneras posibles», según Gallardo.

Por lo que se refiere al número de expositores, es similar al de ediciones anteriores (132) y los metros cuadrados son los mismos (16.000) porque Fira de Barcelona vuelve a acoger el Salón, que este año tiene como invitada de honor a la Comunidad Valenciana, que expondrá buena parte del trabajo de sus dibujantes más ilustres.

Steve McNiven (responsable de la macrosaga Civil war), Alex Robinson (Malas ventas), Joe Sacco (Palestina: en la franja de Gaza), Gilbert Shelton (responsable del clásico underground Freak Brothers) y Patricia Mulvihill (ganadora del Premio Eisner y dibujante de superhéroes, en concreto de la serie Superman/Batman: Generations) son algunos de los nombres propios que firmarán autógrafos y participarán en mesas redondas y ponencias.

Mesas redondas habrá muchas y de todo tipo: relacionadas con el cine, la literatura, los superhéroes, las chicas en el cómic, la guerra dibujada, los clásicos y hasta con los dibujos animados. Incluso un reconocido tintinólogo, Michael Farr, se paseará por el salón para tratar de aclarar de dónde vienen los personajes de Hergé y, de paso, presentar el libro Tintín. El sueño y la realidad (Editorial Zendrera Zariquey).

El variado abanico, tanto de invitados como de propuestas, de la edición de este año tiene que ver con el perfil cada vez más amplio del aficionado. «El 25% de los visitantes del Salón tiene entre 25 y 40 años», asegura Santamaría, «lo que quiere decir que la historieta está empezando a calar entre los adultos», añade. La denominación de novela gráfica ha hecho mucho. Y la cada vez mayor presencia del cómic en la librería generalista también. «Parece increíble, pero poco a poco se están rompiendo las barreras», considera Santamaría.

La reciente creación del Premio Nacional del Cómic (que ya elegirá la mejor obra de autor español publicada en 2006) y la presencia de Carmen Calvo, ministra de Cultura, en el Salón, confirman la normalización institucional de un arte (si el cine es el séptimo, el cómic es el noveno) que hasta ahora era la hermana pequeña del libro. Actualmente, en España, el sector genera 100 millones de euros anuales y el 95% de ellos se produce en Cataluña. «Cataluña es la primera en producción y consumo. Aquí se consume el 30-35% de lo que se produce al año», afirma Antoni Comas, presidente de Ficòmic.

Pese a todo, España sigue estando lejos de Francia, el país europeo en el que el consumo del cómic está más aceptado (se facturan al año 380 millones de euros), y de Alemania, donde el 80% de las ventas del sector editorial tienen que ver con el cómic. «La concepción del cómic como un entretenimiento infantil y juvenil que fomentó el franquismo todavía sigue ahogando al sector en España», asegura Santamaría. Sin embargo, el cada vez más creciente gusto de los jóvenes por el manga y su posterior paso a la novela gráfica europea (previo asalto al cómic underground norteamericano) podría acabar en breve con esta situación. Porque no todo son superhéroes y mortadelos.