Parece que, al final, todos se dan cuenta del error. Por medio quedan palabras demasiado alteradas y sospechas poco justificadas, pero las amenazas que ha denunciado Javier Turienzo Alvarez, árbitro del Racing-Real Madrid, parecen haber llevado un poco de cordura a las declaraciones. Turienzo denunció las lágrimas de su hija, el medio centenar de llamadas amenazantes y la angustia que vive junto a su mujer y a sus hijos. Ayer, tras conocerse la triste situación personal que atraviesa el colegiado, desde todos los ámbitos hubo intentos por rebajar el tono y, en cierto modo, dar marcha atrás. El primero, el Real Madrid.
Helguera.
Algo debió moverse dentro del Madrid cuando, por la mañana, el club emitió un comunicado a través de su web para «condenar» las amenazas. «Consideramos intolerable que las críticas a una determinada actuación arbitral, que pueden ser perfectamente legítimas, se conviertan en insultos y amenazas que afectan no sólo a la persona del árbitro en cuestión, sino, lo que es aún más grave, a su familia», dice el Madrid, calificando esas actitudes de «absolutamente rechazables». Con un lenguaje menos elaborado, Iván Helguera también habló. «No creo que haya manos negras», anunció. «Creo que futbolistas, directivos y periodistas ayudamos poco a los árbitros, metemos demasiada presión», dijo, e incluso defendió el derecho a equivocarse de Turienzo. «No sé lo que le ha pasado, imagino que lo estará pasando mal. Todo el mundo se equivoca», concluyó.
Rijkaard y Laporta.
Desde Barcelona también llegaron ayer voces de apoyo para el colegiado. Aprovechando que los errores no fueron en su contra, tanto el presidente como el entrenador del Barça pidieron cordura. Joan Laporta considera que ese tipo de comportamientos, refiriéndose a las amenazas, «no se pueden aceptar ni permitir», y mostró todo su apoyo «a las personas que sufren estas amenazas sin ningún sentido». Por su parte, Frank Rijkaard reclamó «responsabilidad a la gente del fútbol», sin matizar, eso sí, a quién se refiere cuando habla de «gente del fútbol». «Cuando te quejas demasiado debes prestar atención a que otra gente con mucho poder puede crearle problemas a los árbitros. Nunca hay que olvidar que cuando dices algo en la televisión hay mucha gente escuchando», señaló el holandés.
«Los árbitros se equivocan igual que lo hacemos nosotros. No tiene demasiado sentido echarles la culpa», dijo. A falta de ocho jornadas para que concluya el campeonato, la duda es saber si el discurso no cambiará por una decisión arbitral que perjudique en el futuro a los los intereses azulgrana.
Carboni.
El próximo equipo en jugar contra el Real Madrid es el Valencia, el próximo sábado. Aún están recientes también los lamentos y el enfado de Quique Flores tras la actuación de Mejuto González en San Mamés, de modo que Pérez Lasa, el árbitro del partido, va a ser examinado con lupa. De ahí que el todavía director deportivo del Valencia, Amedeo Carboni, no quisiera ayer entrar en más líos. «No es correcto recalcar mucho los errores de los árbitros», anunció, pues «todo el mundo falla, no es correcto por parte de los clubes y de los protagonistas recalcar esos errores porque nosotros los cometimos primero», afirmó Carboni. En el Valencia, lo dijo Joaquín, no temen que Pérez Lasa pueda salir presionado el sábado en el Bernabéu. «Ojalá le salga un partido redondo», dijo el extremo gaditano, «helado» por lo que ha denunciado Turienzo.
Aitor Ocio.
El Sevilla es el único equipo que aún aspira a tres títulos, y ayer uno de sus pilares, Aitor Ocio, quiso unirse al coro de lamentaciones. Rechazó, claro, las amenazas sufridas por el colegiado Turienzo Alvarez a raíz de su arbitraje en el Racing-Madrid. «Creo en la buena voluntad de los árbitros y de todos, porque se equivocan como nosotros en el campo, y pasar a ese tipo de cosas me parece exagerado. Al fin y al cabo estamos hablando de un espectáculo deportivo», dijo.