Itziar tenía 26 años y era española. Había mantenido una relación con su presunto asesino, Jorge Salazar Foreward, venezolano de 31 años, que ayer permanecía arrestado. Según sus familiares, la joven no quería saber nada de Jorge desde hace mucho tiempo, pero él insistía en llamarla continuamente y pedirle que quedaran para verse un rato.

Ella se negaba siempre, pero las llamadas de Jorge no cesaban. Los familiares de la víctima sabían que la acosaba y que ella se sentía molesta por la situación, pero nadie se podía imaginar que ocurriría lo que finalmente sucedió.

Según los testigos del suceso, Jorge pasó más de dos horas remoloneando por la zona, en el paseo de Extremadura, 1, junto al Puente de Segovia. Allí hay varios portales con setos, jardineras y recovecos en los que ocultarse. La gente del barrio le vio agazapado, cambiándose de sitio cada dos por tres.

Lo más probable, según fuentes de la investigación, es que tuviera premeditado lo que iba a hacer, ya que llevaba puestos unos guantes de látex para no dejar huellas.

Cuando Itziar iba por la calle, él se acercó corriendo hacia ella por detrás, según las mismas fuentes. La agarró y le dio una puñalada en el hemitórax derecho. La puñalada le alcanzó el corazón y fue fatal. Falleció en el Clínico poco después, aunque los miembros del Samur todavía consiguieron trasladarla con un hilillo de vida, según fuentes de Emergencias Madrid. El cuchillo era de cortar carne, metálico, de una pieza.

A los pocos instantes del suceso, los transeúntes avisaron a un policía municipal y dos agentes de Movilidad que estaban por las inmediaciones. Lo redujeron rápidamente y uno de los agentes de Movilidad lo mantuvo inmóvil en el suelo hasta que lo metieron en una de sus furgonetas.

Después lo trasladaron a la comisaría en una patrulla de Policía Municipal. Durante el rato que estuvo retenido en el suelo, Jorge no paraba de gritar: «¡Estoy loco! ¡Estoy loco!».

La joven fallecida fue llevada ayer al Tanatorio Sur de Madrid, y ayer a mediodía todavía no se sabía si la iban a enterrar o si el juez iba a autorizar su incineración, como querían algunos de los familiares.

Por su parte, la delegada del Gobierno, Soledad Mestre, dijo ayer que «la muerte de una mujer por violencia de género es un fracaso de todos». Mestre lamentó la muerte de la joven y explicó que, al igual que en el resto de Delegaciones y Subdelegaciones de Gobierno, la de Madrid ha creado una unidad de violencia de género, que está a cargo de una inspectora. Mestre afirmó: «Desde esta unidad se hará un seguimiento casi directo con cada mujer que tiene una orden de protección o de alejamiento», informa Efe.