Surcoreano de 23 años, estudiaba Filología Inglesa en la misma Universidad de Virginia donde cometió la masacre. Cursaba su último año y vivía en el campus universitario.
Una profesora de Escritura Creativa le recomendó ver a un «consejero psicológico» por el contenido de sus trabajos.
La gente que le conocía coincide en calificarlo de «solitario», «callado» y «problemático». No respondía si le saludaban.
Entre sus aficiones, estaba jugar al baloncesto.
Residía en Estados Unidos desde 1992, cuando tenía ocho años. Pero mantenía su nacionalidad surcoreana y una 'tarjeta verde' que le permitía trabajar legalmente en el país.
Según los testigos, mientras disparaba a quemarropa contra los estudiantes, su rostro era «muy serio, pero calmado».
El día de la masacre iba vestido como un 'boy-scout', con un chaleco negro para las municiones.
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