J. G.
Visiblemente indignado, el presidente ecuatoriano reconoció ayer públicamente que su padre pasó tres años en una prisión de Estados Unidos por un delito de tráfico de droga. «No tengo nada que ocultar. Yo tuve una niñez muy dura y, a los cinco años, mi padre, un desempleado, llevó droga a EEUU y cayó preso, y vivió tres años y medio en una prisión», dijo Rafael Correa.
El asunto fue el último y desesperado intento de la oposición, que aireó el caso con la clara intención de frenar una victoria en las urnas que, finalmente, resultó arrolladora.
El presidente ecuatoriano señaló que no condena a su padre por lo sucedido, indicando que fue una víctima del sistema. «Mi padre no fue un delincuente. Fue un desempleado que desesperadamente buscó alimentar a su familia». Correa explicó que su madre nunca le dijo la verdad y que fue con 18 años cuando se enteró de lo sucedido. «¡Yo qué culpa tengo de lo que hizo mi padre hace 40 años, cuando tenía cinco años! Además, mi padre murió hace 13 años», concluyó.
|