El próximo 22 de abril, su familiar figura no estará presente en los platós de televisión para aportar sus certeros análisis sobre los resultados electorales. René Remond ha sido uno de los más finos comentaristas de la vida política francesa. A sus 88 años, pasaba las horas entre la Académie Française, de la que formaba parte desde 1998, y la Fundación Nacional de las Ciencias Políticas, que había presidido durante los últimos 25 años.
Escaló todos los peldaños en el mundo educativo y se convirtió en una referencia en el ámbito político y universitario. Estudió en la École Normale Supérieur y en 1942 ganó la oposición a la cátedra de Historia. Diez años después obtuvo su doctorado gracias a la tésis Les Etats Unis devant l'opinion française (1815-1852), y pasó de asistente en la Sorbona a profesor titular, y más tarde a profesor en el Instituto de Estudios Políticos de París. En 1964 ocupó la primera cátedra francesa de Historia del siglo XX en la Universidad de Nanterre, universidad que presidió entre 1971 y 1976, tras las revueltas estudiantiles de mayo del 68.
Su prolífica actividad ha contribuido ampliamente a la renovación de la historia política contemporánea y de la historia religiosa, a través de libros, conferencias, debates y numerosas intervenciones en los medios de comunicación, en las que llamaba la atención su prestancia personal y su lucidez mental.
Uno de sus primeros libros, Las derechas en Francia, de 1815 a nuestros días, se ha convertido en un clásico del pensamiento político para varias generaciones de estudiantes. En él, Rémond desarrolla la idea de que la derecha política francesa no es una, sino que está dividida en tres corrientes bien diferenciadas: la «bonapartista» (de carácter autoritario), la «royalista» (más liberal en el sentido clásico) y la «legitimista» (de inspiración contrarrevolucionaria), todas ellas firmemente arraigadas en determinados sectores sociales y que, de facto, sirvieron de cordón sanitario ante el fascismo que se desarrolló en Europadurante los años 30 y 40.
En 1992, el entonces ministro de Cultura, Jack Lang, le encargó la creación de una comisión multidisciplinar de expertos con el fin de determinar el destino del llamado Fichero judío, elaborado durante la ocupación alemana y descubierto casi medio siglo después por el abogado Serge Klarsfeld y su mujer Beate.
Afirmaba que su formación cristiana y su fe habían sido decisivas tanto en su trabajo intelectual como en sus compromisos como ciudadano, y le gustaba citar al papa Pablo VI cuando hablaba de la Iglesia «experta en Humanidad».
En 2006 escribió El nuevo anti-cristianismo, prolongación de otro anterior, movido por «el rechazo de algunos a inscribir en un texto jurídico la referencia que las religiones han jugado en la composición de Europa». Daba la razón a los que afirman que «Europa no es un club cristiano», porque «los cristianos no pueden reivindicar el monopolio de Europa», pero rechazaba al mismo tiempo la actitud de aquéllos que «se empeñan en evitar los vínculos que han contribuido a dar forma a nuestra civilización».
En palabras del presidente galo, Jacques Chirac, «ha desaparecido «un hombre verdaderamente honesto, un heredero del Siglo de las Luces». Bertrand Delanoë, alcalde de París, lo ha definido como «uno de los testigos más rigurosos y clarividentes del paisaje político francés».
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René Remond
politólogo, nació en 1918 en Lons-le-Saunier (Francia) y murió el 14 de abril de 2007 en París.