Miércoles, 18 de abril de 2007. Año: XVIII. Numero: 6331.
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EL ZOO DEL SIGLO XXI / NILOFAR BAKHTIAR
Condenada por un abrazo
Dictan una 'fatwa' contra una ministra de Pakistán por abrazar a su instructor tras lanzarse en paracaídas por una buena causa
MARIA FLUXA

Embutida en su traje fosforito, observando el vacío desde la avioneta y con esa obsesiva incertidumbre (¿se abrirá el paracaídas?) recorriéndole el cuerpo, era normal que Nilofar Bakhtiar, ministra de Turismo de Pakistán, abrazara efusivamente a su instructor francés una vez en tierra. Es lo que tiene la adrenalina. Además, el salto en paracaídas había sido por una buena causa: recoger fondos para los afectados del terremoto que en 2005 asoló Azad Kashmir, la Cachemira paquistaní que allí llaman libre.

Cada uno entiende lo de la libertad a su modo. Y en la Lal Masjid (o Mezquita Roja) de Islamabad entendieron que lo que había hecho la ministra -abrazar a un extranjero y, para colmo, vestida de esa guisa y sin cubrirse el cabello- era, «sin ninguna duda, un gran pecado». Así se recogía en la fatwa, o edicto religioso, que el maulana Abdul Aziz dictaminó contra la ministra, y en la que instaba al presidente paquistaní, el general Musharraf, a que la expulsara del Gobierno, se le diera un castigo sin especificar y que su familia la obligara «a implorar perdón para que no volviera a repetir este acto anti-islámico».

Lejos de todo eso, Bakhtiar se defendió en televisión, alegando que lo había hecho por una buena causa: «No siento ningún arrepentimiento. Y lo volvería a hacer si ayuda a la gente de Pakistán». Pakistán, precisamente, significa el país de los puros y, por lo que parece, en la Lal Masjid se lo han tomado en serio. Emplazada en el centro de la capital, Islamabad, (curiosamente, muy próxima a la sede de los servicios de Inteligencia), la Mezquita Roja ha sido favorecida durante su historia por la élite del país, incluidos presidentes, primeros ministros y altos cargos militares, según informa la BBC. Durante los años 80, se caracterizó por su repetitiva llamada a la yihad (guerra santa) y los hermanos que hoy la dirigen han admitido que mantuvieron buenos contactos con miembros de Al Qaeda, Bin Laden incluido.

Pero eso fue antes del 11 de Septiembre, fecha en la que todo cambió en Pakistán, ya que el general Musharraf, de paria, pasó a ser un gran aliado de Estados Unidos. En la Mezquita, su odio tanto hacia el presidente como hacia Washington nunca se ha disimulado, de todos modos. Tras la fatwa, el Gobierno bloqueó la página de internet de la Mezquita (la han trasladado a otro dominio: véase www.lalmasjid.com), así como la cadena de radio.

Según el ministro de Información, se bloqueará «todo aquello que promueva odio religioso, llamamientos a ataques suicidas». Y, mira por dónde, el maulana aseguró la semana pasada que llevarían a cabo «ataques suicidas» si se producía una redada en la Mezquita. Así las cosas, la ministra de Turismo desafió a los clérigos de la Lal Masjid. «No tenemos que dejarnos intimidar por esta gente», explicó a la televisión.

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«No creo que [el abrazo] fuera nada malo porque mi instructor tenía más de 60 años. De hecho, estoy muy orgullosa de lo que hice», añadía Bakhtiar. A la ministra, que se incorporó a las filas del actual Gobierno en 2002, tras haber sido una activa defensora del ex primer ministro Nawaz Sharif, parece que no le asustan los clérigos, pues lo que hizo «fue correcto y patriótico», explicó. Y además ella lo tiene claro. «Las masas me juzgarán, no tribunales hechos a medida», dijo en referencia a la Corte Islámica que convocó el maulana Abdul Aziz.

Quienes ya la han juzgado son las 50 mujeres pertenecientes a partidos islámicos que se manifestaron la semana pasada en Karachi, la capital financiera de Pakistán. Portando pancartas en urdu, las mujeres salieron indignadas a la calle para expresar que el acto de la ministra sólo había «puesto en desgracia los valores musulmanes y sus tradiciones».

«No tengo miedo a nadie más que a Dios. Si nos asustaran estas amenazas, no podríamos movernos ni un centímetro», dijo la ministra. De todos modos, según anunció ayer en el Parlamento, Bakhtiar ha reforzado su seguridad, pues teme por su vida, especialmente tras elcrimen de una ministra de la provincia del Punjab, cuyo asesino, un fanático religioso, se justificó alegando que las mujeres no deberían ostentar cargo alguno en el Gobierno.


LO DICHO Y HECHO

«No siento ningún arrepentimiento. Lo volvería a hacer si ayuda a la gente de Pakistán»

1962: Nace en Bani (Pakistán). 1990: Se une a la Liga Musulmana de Pakistán. 2002: Se pasa a las filas del presidente Musharraf. Es asesora del primer ministro en asuntos de género. 2007: Viaja a Francia para recaudar fondos para las víctimas del terremoto de 2005 en Cachemira. Se lanza en paracaídas y, tras la gesta, abraza a su monitor. La Mezquita Roja dicta una fatwa en su contra.

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