En su gol, Maradona superó a cuatro rivales, incluido el portero, para resarcirse del logrado con su Mano de Dios y anotar el segundo tanto ante Inglaterra en los cuartos de final del Mundial de México. El Diego avanzó con el balón pegado al pie, convirtiendo en inútil todo esfuerzo de la defensa británica, aunque los propios ingleses se lamentaron entonces de una cierta falta de agresividad de sus propios jugadores. Messi, ayer, superó a cinco defensores, también incluido el meta, dos de ellos de caño, llegó a perder el contacto con el balón en una de las entradas rivales y se escoró más que Maradona para lograr el suyo y colapsar, de paso, el buzón de voz del móvil de su padre a base de felicitaciones. Eso sí, al revés que el ídolo, anotó con la derecha.

Messi actualizó el mejor gol de Maradona, lo puso al alcance de chavales que, como él, ni siquiera habían nacido. Gudjohnsen, y hasta Samuel Eto'o, se llevaron las manos a la cabeza para celebrarlo. Él, en cambio, casi ni se inmutó. Como si estuviera acostumbrado a estas cosas. Y algo de eso también hay. O eso se deduce, por lo menos, de las declaraciones que desgranó su padre al finalizar el encuentro. «A Leo siempre le gusta hacer este tipo de jugadas. Puede sorprender, sí, pero lleva haciéndolo desde que era chico, aunque esta vez ha sido más a lo grande», atinó Jorge Messi, quien no quiere ni oír hablar de comparaciones con Maradona. «Hay gente que lo comparará. Para mí, no hay lugar para hacerlo, por quién lo hizo y contra quién lo hizo», agregó.

Y eso que el propio Diego no ha dudado en nombrar a Messi como su claro heredero en cuantas ocasiones ha salido a colación el nombre del joven talento argentino. «He visto al jugador que heredará mi lugar en el fútbol argentino, y su nombre es Leo Messi», proclamó Maradona tras la exhibición del delantero en Stamford Bridge en enero del año pasado. De carácter retraído, al joven jugador le cuesta asimilar tal responsabilidad. «Me da vergüenza que Diego me elogie», ha admitido en varias ocasiones.

No ha sido la única estrella que le ha dedicado piropos. «Nadie fue tan maravilloso con 19 años como Messi. Ni Pelé ni Maradona», se atrevió a vaticinar Karl Heinz Rummennigge. Hasta Johan Cruyff se ha rendido a la magia del joven delantero azulgrana. «Sin él, vete a saber si el Madrid no sería líder», señaló el holandés tras el último clásico, en el que el argentino marcó tres goles que, al final, significaron el empate de los de Rijkaard. «Ser Leo Messi es un milagro», valoró hace poco Jorge Valdano.

El propio protagonista tiró, como casi siempre, de modestia. «Yo tengo que seguir trabajando. Estoy contento por el gol, pero lo más importante es haber conseguido la victoria», apuntó Messi tras el encuentro, tratando de huir de unos focos a los que no acaba de acostumbrarse. Aunque, eso sí, no pudo evitar recrearse en la descripción del que, tal vez, ha sido el tanto de su vida. «Había mucho hueco, así que decidí tirar hacia adelante y salió bien. Al final, vi que un defensa se tiraba y la levanté», explicó.

Desde el Barça, los elogios al gol de Messi también se acumularon. «Ha sido una obra de arte», señaló su entrenador, Frank Rijkaard. El secretario técnico, Txiki Begiristain, se atrevió casi a lo que sería blasfemar, a oídos de un argentino: «Para mí, el de Messi es más bonito, hay más contacto de los defensas y Leo se va de todos. Y que me perdone Maradona». El presidente, Joan Laporta, mientras, acertó a señalar que el de su joven jugador fue un tanto «histórico, antólogico», tras apuntar que el de El Diego, en su contexto, «fue maravilloso». Desde el Getafe, como hicieron los ingleses, se echó de menos algo más de agresividad. «Tendríamos que haber frenado la jugada antes. Hemos sido demasiado nobles y no le hemos dado ninguna patada a nadie», dijo Schuster.

Pero Messi también ha tenido detractores. Entre ellos, el actual seleccionador español, Luis Aragonés, quien no cree que sea para tanto. «Pelé fue el único que se le acercó un poquito a Maradona. Messi me puede engañar, hacer la bicicleta, pero el balón no engaña. Él encara. Hay que mirarle el balón, y punto», analizó hace algún tiempo. Seguramente, ayer cambió de opinión.