La junta de ayer es la culminación de la estrategia del presidente de Eiffage de negarse en redondo a cualquier negociación o acuerdo con Sacyr, a la sazón accionista mayoritario de la empresa, con su 33,2%. Y para ello, Roverato se ha escudado en la supuesta concertación de accionistas españoles. «Existe una presunción grave de concierto», dijo ayer en rueda de prensa, para posteriormente afirmar que si mañana Sacyr ofrece «130 euros por acción, en ese caso, seré leal», afirmó el presidente de Eiffage, «pero una toma de control rastrera es inaceptable». Sin embargo, fuentes de Sacyr dejaron ayer claro que ante el temor de que algunos accionistas votaran en contra de las propuestas del presidente, éste ha optado por meter en el mismo saco a 89 accionistas de lo más variopinto.
De hecho, la propia dirección de Eiffage ha reconocido que algunos representantes de estos accionistas son franceses, pero en realidad actúan en nombre de españoles. Dio el nombre de Metrovacesa como uno de los accionistas que podrían estar en el capital de Eiffage. Sin embargo, la dirección de la compañía negó que exista «antiespañolismo en sus decisiones».
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