Erase una vez un monarca que quiso saber qué ocurría más allá de los muros de su Palacio. Entonces se disfrazó de plebeyo y se dedicó a recorrer el mundo, donde encontró el amor. Este es, grosso modo, el argumento de El rey que rabió, de Ruperto Chapí, una producción que estará en el cartel del Teatro de la Zarzuela hasta el próximo 27 de mayo.
Son varias las peculiaridades de este «divertimento» dirigido por Luis Olmos -cabeza visible a su vez del coliseo de Jovellanos-. La primera y más llamativa es la puesta en escena, que convierte las tablas de la Zarzuela en una enorme pista de circo por donde va transcurriendo la acción. Cantantes, actores, bailarines y acróbatas se dan la mano a lo largo de los tres actos de esta zarzuela cómica. «Nos hemos puesto a soñar», reconoció ayer Olmos sobre la escenografía, «y hemos creado una especie humana diferente».
El objetivo ha sido crear un espectáculo que atraiga a públicos de todas las edades, sobre todo a los más pequeños. «Me encanta ver a los niños cuando salen de alguna de las funciones pedagógicas que hacemos, con su cara de fascinación. Pienso que lo que vean ahora plantará una semilla en alguno de ellos que permitirá la continuación de este género dentro de 40 años, cuando los que estemos aquí hayamos muerto», confesó Olmos.
Miquel Ortega y José Miguel Pérez-Sierra son los directores musicales de esta obra de Ruperto Chapí. Ortega se refirió a la alta calidad del coro del Teatro de la Zarzuela -«no sólo canta sino que actúa»- y de la Orquesta de la Comunidad de Madrid -«está habituada a trabajar en el campo lírico y en el sinfónico, lo que le da un valor que otras no tienen»-, antes de repasar los papeles más exigentes vocalmente: «El rey, Rosa y Jeremías son los personajes más complicados. Chapí escribió la partitura del monarca para que la cantara una mujer, aunque viene siendo tradición que se haga cargo un barítono». El resto de los personajes juegan con una tesitura u otra en función del Rey: «El verdadero tenor de la obra es Jeremías, siempre y cuando no sea un tenor el que se haga cargo del papel del monarca».
El elenco está encabezado por Jorge de León y Julio Morales (Rey), Susana Cordón y Eliana Bayón (Rosa), Amelia Font (María), Luis Alvarez (el General) y Emilio Sánchez (Jeremías). El personaje del capitán (Ismael Fritschi), por su parte, fue pensado para un cantante «aunque ya viene siendo habitual que se encargue un actor al tener más texto que parte cantada».
El rey que rabió es, en palabras de Pérez-Sierra, «uno de los puntales de la zarzuela española». Con influencias de Verdi y Wagner, se nota también la mano francesa en este ejemplo del estilo bufo que caricaturiza al gobierno. De hecho, la estética circense coincide con la visión de los directores musicales de considerar esta obra como «una parodia de la corte de entonces».
La zarzuela, que no se representaba desde hace una década, está escrita por Miguel Ramos Carrión y Vital Aza, aunque Luis Olmos la ha «peinado» ahora quitándole «alguna situación reiterativa».
Juan Sanz y Miguel Angel Coso son los responsables de la escenografía. Ambos han trabajado, por ejemplo, en las zarzuelas Adiós a la bohemia y Black el payaso, con Mario Gas y Nacho García, respectivamente.
El rey que rabió.
Desde mañana y hasta el 27 de mayo en el Teatro de la Zarzuela (Jovellanos, 4). A las 20.00 horas.