Con sus dos centímetros de longitud y un movimiento similar al de una oruga, el minirrobot cirujano que ha diseñado un equipo de investigadores estadounidenses es capaz de introducirse en el pecho del paciente para realizar con precisión operaciones de corazón sin cirugía invasiva.
Los científicos que trabajan en el prototipo esperan que algún día este artilugio pueda ayudar a los médicos a reparar corazones dañados bajo anestesia local, sin necesidad de tener que abrir la cavidad torácica del paciente. El dispositivo, llamado HeartLander, está diseñado para adherirse a la superficie del corazón y moverse por la zona hasta el punto donde se necesite tratamiento.
El dispositivo avanza como una oruga gracias a una ventosa que se adhiere a la superficie y que le permite después extender el cuerpo al frente, adherir una segunda ventosa y hacer avanzar la parte posterior hacia adelante. Los cirujanos pueden controlar los movimientos mediante un mando externo. Los científicos ya han probado el diminuto robot en el corazón de un cerdo vivo, en el que descargó una dosis inocua que imitaba la inyección de un fármaco, e incluso conectó los cables de un marcapasos.
«Evita tener que dañar la caja torácica o desinflar el pulmón izquierdo para acceder al corazón», explicó Cameron Riviere, de la Universidad Carnegie Mellon, en Pittsburgh, Pensilvania, a la revista New Scientist. La operación tradicional a corazón abierto, utilizada para la colocación de un bypass, por ejemplo, implica que los cirujanos abran el pecho del paciente y aparten las costillas, operación de la que el paciente puede llegar a tardar semanas en recuperarse.
Un 'viaje alucinante'
HeartLander podría evocar las imágenes del equipo quirúrgico en miniatura de la película de 1966, Viaje alucinante, en la que Donald Pleasance y sus minicompañeros aventureros a bordo del submarino Proteus son reducidos a tamaño microscópico para poder eliminar un coágulo de sangre del cerebro de un desertor ruso.
Pero el equipo de HeartLander espera que su robot-oruga resulte mucho menos traumático para cirujanos y pacientes. Marco Zenati, de la Universidad de Pittsburgh, afirmó que la cirugía podría llevarse a cabo bajo anestesia local.
El robot es dirigido hasta el corazón a través de una pequeña incisión bajo la caja torácica del paciente. Una vez adherido mediante las ventosas, se controla a través de tres cables rígidos, de los que tiran varios motores en el exterior del cuerpo.
El robot también cuenta con una aguja, que puede utilizar para inyectar células madre y genes del factor de crecimiento, así como para tomar muestras de tejidos de la superficie del corazón. En su posición contraída, el HeartLander mide unos dos centímetros de largo, y puede avanzar hasta 18 centímetros por minuto.
En el experimento preliminar con el cerdo, el equipo demostró que su dispositivo es capaz de encontrar sin dificultad su objetivo en el corazón latente de un cerdo, incluyendo la parte posterior del órgano, de difícil alcance para los cirujanos.
Además, el corazón no manifestó ningún cambio rítmico por tener el pequeño artefacto adherido, y cuando el equipo examinó el órgano tras el experimento, no se encontraron pruebas de que las ventosas hubiesen dañado los tejidos. El siguiente paso será realizar tests parecidos en el corazón de una oveja, y posteriormente en cadáveres humanos.