De Juana ha salido incluso dos veces del centro bajo control policial -los pasados días 10 y 17- para ser atendido en consulta por un óptico y un homeópata, según informó ayer la Dirección General de Instituciones Penitenciarias en un comunicado.

La autorización, explicó la nota, la facilitó el centro penitenciario del que depende, y las salidas «fueron de puerta a puerta, sin que el interno se desplazara a ningún otro lugar al margen de los autorizados».

La primera salida se produjo en ambulancia y la segunda en un coche particular, «al considerar el centro médico innecesario y gravoso económicamente su desplazamiento en ambulancia».

En ambas ocasiones se desplegó «el dispositivo policial oportuno» y «se adoptaron todas las medidas de vigilancia y control que se consideraron oportunas», según Instituciones Penitenciarias.

De Juana adquirió varios productos homeopáticos en el mismo lugar donde se encuentra la consulta, sin que se trasladara a ningún otro sitio, ni hiciera ninguna otra compra, ni realizara ninguna actividad, aseguró este departamento.

El etarra permanece ingresado desde el 1 de marzo en el Hospital Donostia, a donde fue trasladado desde el Hospital 12 de Octubre de Madrid después de que el Gobierno le concediese el grado de prisión atenuada. Aquel día, De Juana entró por su propio pie en la clínica donostiarra y anunció, por boca del portavoz de Askatasuna, Juan María Olano, que ponía fin a la huelga de hambre voluntaria que había mantenido durante 115 días.

Desde entonces, su estado de salud ha mejorado ostensiblemente y De Juana sigue ya un régimen de comidas «normal».

Fuentes hospitalarias aseguraron a este periódico haber visto el pasado día 8 al etarra «sin esposas» y acompañado por un numeroso grupo de personas en el hall de la cuarta planta. Las mismas fuentes, que revelaron haberse llevado «un flash» ante esta imagen, afirman que los dos agentes de la Policía Autónoma vasca estaban situados a unos metros de distancia de la comitiva, que estaba en los sillones que alberga dicho espacio.

Hasta hace poco, De Juana no estaba autorizado a salir de la habitación en la que permanece ingresado, pero ahora está capacitado para manejarse a su antojo por los pasillos. Además, el preso tiene un régimen de visitas «normal».

Para dichas fuentes, las condiciones de las que disfruta el etarra son «increíbles», puesto que no son las que acostumbra a gozar el común de los presos que acuden al hospital. El recinto suele acoger a muchos reos procedentes de la cárcel de Martutene, pero éstos «van esposados» y no pueden abandonar su habitación con la facilidad con la que lo hace De Juana. La situación del etarra es, indicaron las fuentes, «un espectáculo» ante el cual algunos empleados del centro se encuentran «molestos».

El amplio grado de libertad del que, según estas fuentes, goza De Juana no hace sino alimentar la polémica que acompaña al preso desde que el Gobierno decidiera concederle el grado de prisión atenuada.

El ingreso del recluso se llevó a cabo entre los vítores y aclamaciones de dos centenares de simpatizantes de la izquierda abertzale que ofrecieron al reo su particular bienvenida, entre carreras y gritos, y sembraron el caos en el recinto hospitalario. Tras realizarle una analítica completa, los médicos ordenaron la ingesta de caldo para el etarra, que ha ido mejorando su estado de salud hasta el punto de que hoy ya disfruta de una dieta normal.

El proceso de internamiento de De Juana en el centro tampoco siguió las pautas habituales, ya que, según aseguró la plataforma Basta Ya, el recluso no fue inscrito en el registro de entrada del hospital con su identidad real, sino con el nombre ficticio de Juan Samaniego. El colectivo cívico denunció, además, que en el registro tampoco se incluyeron el domicilio ni el número de Seguridad Social del enfermo; excepción que, según fuentes del hospital donostiarra, suele hacerse en caso de personas amenazadas.

En cuanto al futuro de De Juana, la intención del Gobierno es enviarle a su casa una vez esté recuperado para que pueda cumplir allí el resto de su condena.