VICTOR DE LA SERNA
La última jornada de esta semana, en el juicio del 11-M, nos ha ofrecido una nueva ocasión de comprobar hasta qué punto un mismo testimonio puede dar lugar a interpretaciones drásticamente discrepantes. Las mismas palabras de un testigo -el comisario general de Seguridad en 2004, Santiago Cuadro- hacían asegurar a 'El País', bajo el rotundo titular Desaparece una de las tesis más reiteradas para confundir sobre el origen de las bombas, que la sesión «vio caer otro reiterado eslabón de la teoría conspirativa». Sin embargo, para Federico Jiménez Losantos, en la Cope, asistimos a «la lonja del perjurio II» (la I fue la comisión de investigación parlamentaria de los atentados). Lo que Cuadro había hecho es contradecir a su jefe, el ex subdirector general operativo Pedro Díaz-Pintado, diciendo ahora que él no comunicó, el día de los atentados, que el explosivo era Titadyn, el que suele usar ETA, sino que en realidad dijo que «fue dinamita con cordón detonante».
Lo que sí es cierto es que un subordinado contradice a su superior y habrá que determinar quién dice la verdad. Pero es ya llamativo el eterno retorno, que diría el viejo Nietzsche, de El País a su mantra -acaba de morir la teoría de la conspiración-, tantísimas veces muerta que habría que preguntarse por qué ciertos medios sienten la necesidad de rematarla una vez más. Sobre todo, con evidencias tan endebles como unos testimonios controvertidos, elegidos porque gustan más que otros...
Y tiene gracia que se decanten con tanto entusiasmo por la versión de Cuadro cuando éste «no se acordaba prácticamente de nada de lo que se habló» en la reunión operativa de la tarde del 11-M, según nos informa... ¡el propio El País! En la crónica de 'La Razón' también se hace hincapié en las constantes manifestaciones de olvido u ignorancia. ¡Pues menuda fuente de pruebas! Y es que quien escuchase en directo (la Otra de Telemadrid no da imágenes de los testigos) las palabras de este policía no tenía más remedio que rascarse la cabeza ante tanta evasiva y salida por los cerros de Ubeda.
¿Olor a chamusquina, dirían? No para Ernesto Ekaizer, entusiasmado con La historieta del Titadyn. (Por cierto: quizá por su estado de negación permanente, 'ABC' sigue sin aprenderse la ortografía del explosivo francés, que ahora escribe Tytadine).
Una vez más, se pasan por alto otras manifestaciones hechas con alguna convicción por Cuadro, y que en cambio EL MUNDO resaltaba en portada: el análisis de los explosivos «debe estar por escrito». Y de ser cierto ése sí que sería un dato fundamental, para llegar al dato fundamental: la naturaleza y el origen del arma del crimen. El juez Gómez Bermúdez, tan atónito como estamos todos ante la inexistencia de documentos escritos sobre ello, tuvo que asaetear al olvidadizo policía para que le diese ese dato...
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