RICHARD LLOYD PARRY. The Times / EL MUNDO
Las noticias de que la masacre de Virginia fue llevada a cabo por un estudiante de Corea del Sur provocaron consternación y ansiedad en su tierra natal, y temor a una respuesta violenta contra la amplia comunidad de coreanos en Estados Unidos.
Lee Sung Wook, líder de la Asociación de Estudiantes Coreanos en la Universidad Técnica de Virginia, afirmó ayer: «Me preocupa que los americanos traten a todos los estudiantes asiáticos, incluyendo a los coreanos, como criminales».
El presidente del país asiático, Roh Moo Hyun, hizo su tercera declaración pública de solidaridad dos días después de la matanza. «Como toda la nación, estoy profundamente conmovido por el trágico incidente que ocurrió hace dos días en una universidad de Virgina», dijo ayer en una conferencia conjunta con Romano Prodi, el primer ministro italiano.
«Sentimos una profunda amargura. Quiero enviar mis sinceras condolencias a las familias de los fallecidos y heridos, y a todo el pueblo americano. Espero que la sociedad estadounidense se sobreponga rápido a la tristeza y que vuelva la calma», añadió.
No existen evidencias de que el ataque de Cho tuviera motivaciones raciales -un compatriota coreano fue herido de bala en el brazo-, pero los diplomáticos surcoreanos viajaron para informar de las secuelas y de las consecuencias para los inmigrantes en Estados Unidos.
Kwon Tae Myun, cónsul general de la embajada surcoreana en Washington, afirmó: «Éste es un crimen que ha conmovido a la sociedad americana. Pero es un acto privado, individual, que no está relacionado con ninguna raza o país. Coreanos y americanos deben entenderlo así y reaccionar de forma tranquila».
Los vecinos de Cho
Los vecinos de la familia de Cho en su antigua casa del norte de Seúl explicaron que la familia partió de repente en 1992, buscando una vida más próspera en los Estados Unidos. Lim Bomg Ae, casera del viejo apartamento de la familia, expresó su conmoción: «Lo recuerdo como un chico callado y bien educado. No puedo creer que lo hiciera».
Cho Seung Hui, de 23 años, nacido en Seúl y emigrado a los Estados Unidos con su familia hace 15 años, había sido denunciado dos veces por compañeros del Departamento de Inglés de la Universidad de Virginia por acoso. En una ocasión, estuvo internado en un hospital psiquiátrico. A pesar de estos cuidados, Cho se adentró el lunes pasado en el campus para matar a 32 estudiantes, y suicidarse después.
Los hombres de Corea del Sur están obligados a prestar el servicio militar pero, en general, el país tiene una baja tasa de criminalidad y de propietarios de armas.
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