M. R.. Corresponsal
BRUSELAS.-
Los militares estadounidenses buscaban ayer apoyo entre los aliados ante las quejas de Rusia por el escudo antimisiles que el Pentágono planea en su frontera, pero los europeos se mostraron reticentes a cualquier sistema que no cubra todo el continente y que ponga nervioso al Kremlin.
En el primer encuentro entre la OTAN y Rusia desde que estalló la guerra dialéctica sobre el escudo norteamericano, los aliados pidieron a Estados Unidos que tenga en cuenta otro proyecto conjunto para proteger el sureste de Europa, descubierto con el plan actual entre Polonia, donde se instalarían los interceptores de misiles, y la República Checa, que albergaría un radar.
Según el portavoz de la OTAN, James Appathurai, entre los aliados hay «un fuerte sentimiento» de que cualquier proyecto de defensa antimisiles debe incluir dos sistemas «complementarios». Los aliados flirtean con esta idea desde la década de los 90, pero se resisten a financiar el escudo y llevan años aplazando la discusión. En junio, la OTAN presentará un nuevo informe sobre costes y capacidades, aunque, de momento, nadie se quiere comprometer a participar.
Estados Unidos asegura haber convencido a sus aliados de que el objetivo de su despliegue no es Rusia, pero no ha tenido el mismo éxito con el Kremlin. «No puedo decir que nos pusiéramos de acuerdo en todo. Hay una diferencia en la percepción de la amenaza», reconoció el secretario general de la OTAN, Jaap de Hoop Scheffer. La Administración Bush aprovechó el encuentro para volver a ofrecer a Rusia su participación en el escudo para protegerse de los misiles de largo alcance de países como Irán y Corea del Norte. Aunque la primera reacción rusa a la propuesta fue positiva el mes pasado, el vicepremier Serguei Ivanov insiste ahora en la línea más rígida y se niega a colaborar con el Pentágono.
El giro de Moscú
«No veo ningún sentido a la posible cooperación en el sistema estratégico de defensa contra misiles», dijo ayer Ivanov, según la agencia rusa Interfax. En su opinión, el sistema estadounidense tiene «un carácter quimérico» y puede mejorar con fórmulas «bastante más baratas». Más moderado, el enviado ruso en Bruselas, Konstantin Totsky, declaró que Moscú «estudiará» las propuestas americanas.
El presidente ruso, Vladimir Putin, especialista en dividir a sus vecinos occidentales, repite que el escudo amenaza a su país por estar tan cerca de su frontera. Alemania insiste en que se debe calmar a los rusos y debatir más la cuestión en la OTAN e, incluso, en la UE.
Después del entusiasmo inicial, polacos y checos también parecen ahora más prudentes. El primer ministro polaco, Jaroslaw Kaczynski, el gemelo duro (su hermano y presidente Lech es algo más moderado), aseguró el miércoles en Bruselas que ni siquiera ha firmado ningún mandato de negociación con EEUU para instalar el sistema de interceptación de misiles. El presidente Bush planea una visita a la República Checa en junio en busca de apoyo para el escudo que el Pentágono querría desplegar antes de 2012.
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