Lunes, 23 de abril de 2007. Año: XVIII. Numero: 6336.
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LA CARRERA AL ELISEO / El centrista Bayrou se situó en tercera posición, mientras que el ultraderechista Le Pen quedó relegado al cuarto puesto / La participación fue la más elevada desde la fundación de la V República en 1958
Sarkozy afronta la segunda vuelta con una clara ventaja sobre Royal
Supera las expectativas de todos los sondeos y lanza un mensaje de moderación dirigido al centro Una alta participación del 84,6% relega al ultraderechista Le Pen a una posición muy minoritaria
RUBÉN AMON. Corresponsal

PARIS.- Nicolas Sarkozy y Ségolène Royal van a disputarse el trono de Jacques Chirac el próximo 6 de mayo. Ha sido el veredicto de los franceses en una jornada electoral modélica que pasará objetivamente a la Historia porque la participación alcanzó el 84,6%. No sólo es la más alta desde la fundación de la V República (1958), sino que también es la prueba de un apasionamiento que reconcilia a los ciudadanos con la política después del rechazo a la Constitución Europea y de la desidia de las últimas citas electorales.

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Con el 100% de los votos escrutados, los pronósticos se han cumplido en beneficio de Sarkozy (31,11% de los sufragios). El líder del partido gubernamental (UMP) redondeó anoche la mayor hazaña de su carrera política, abrió diferencias evidentes con Royal (25,83%) e inició la campaña de la segunda vuelta aludiendo a la contraposición de modelos, ideas, visiones y valores.

Es un duelo inédito, un antagonismo perfecto, un regalo mediático. Hombre contra mujer. Derecha contra izquierda. Autoridad contra charme. Individuo contra colectividad. Mérito contra acento social.

El único punto en común de Sarkozy y Royal es que ambos adversarios han descalificado a François Bayrou (18,55%), cuyos méritos destacan por haber resucitado el centro, animado la campaña y arrebatado el tercer puesto en discordia a Le Pen (10,51%).

El patriarca del Frente Nacional retrocede seis puntos respecto a 2002 y está llamado a seguir el sendero de los viejos elefantes. Porque Francia cambia de generación y de maneras. Caduca el modelo monárquico o bonapartista que redundaba en el hermetismo del Elíseo. Cualquiera que sea el heredero de Chirac, habrá comprendido ayer que el entusiasmo de la ciudadanía en tiempos de apatía electoral europea -otra vez, la excepción francesa- requiere un esquema transparente, expuesto y cercano.

Lo prometieron anoche los dos finalistas. Sarko y Ségo, artífices de una agresiva campaña bipolar desde noviembre de 2006, aparecieron como vencedores de la batalla mucho antes de cerrarse los colegios electorales y de divulgarse a las 20.00 horas los primeros sondeos. Las filtraciones en internet, los sondeos extraoficiales y el sabotaje de algunos medios francófonos (Suiza, Bélgica, Canadá) ya habían delimitado el escenario de las presidenciales a las 18.15 horas.

Nicolas Sarkozy se erige en claro ganador y en favorito para la segunda vuelta. Tendrá que cortejar a Bayrou para atraerse a sus votantes, aunque, de momento, se deleita con el impulso de 11 millones de franceses. Anoche, no podía contener la emoción cuando subió al escenario de la Sala Gaveau (París). Tampoco quiso atenuar su propensión general al paternalismo: «El pleno empleo y la plena ciudadanía serán las bases de un sueño. Un sueño de fraternidad entre los franceses. Quiero juntaros a todos en un proyecto común. Teniendo en cuenta siempre a los débiles».

Parecía una homilía pagana. Sarko hablaba de amor y de solidaridad. Recordaba los mandamientos de su campaña (mérito, valores, autoridad, moral). También lanzaba una advertencia explícita a Ségolène Royal. «Espero, a partir de ahora, un contraste de ideas y de proyectos donde predomine la claridad, el respeto y la dignidad», decía Sarkozy, en clara alusión a los ataques que le han demonizado en las últimas semanas.

Llama la atención el retroceso de la abstención (15,4% respecto al 27,2% de 2002) como destaca espectacularmente el índice de participación electoral. No sólo tomando como referencia el porcentaje (69,7%) del referéndum sobre la Constitución Europea (mayo de 2005). También teniendo en cuenta que Sarkozy, Royal y Bayrou han superado con creces la fiebre de los tiempos de François Mitterrand (1981, 1988) y han mejorado sensiblemente cualesquiera de las convocatorias conocidas en el último medio siglo.

Símbolo anacrónico

Mérito de una campaña generosa y extenuante. Corolario plebiscitario de unos comicios en los que descarrila, quizá para siempre, la extrema izquierda (9% en total) y que relativizan el fantasma de la extrema derecha a pesar de que el partido de Jean-Marie Le Pen, símbolo anacrónico del antisistema con 78 años cumplidos y vividos, todavía conserva un ejército de unos cuatro millones de franceses.

¿Ha perdido Bayrou? No exactamente. El demiurgo centrista multiplica por tres la fuerza electoral que obtuvo en 2002. Ha sido la alternativa y el comodín. También ha puesto nerviosa a madame Royal, pero resulta que el Partido Socialista resucita de las cenizas amparándose en el voto útil.

Royal, en efecto, obtuvo ayer 10 puntos más que Lionel Jospin hace un lustro y merodea, incluso, el resultado que François Mitterrand consiguió en la primera vuelta de las elecciones de 1981. Razones suficientes para justificar la euforia de la candidata en Melle (centro-sur de Francia), fortín electoral de la región donde ahora gobierna (Poitou-Charentes) y escenario de su primera declaración oficial tras los primeros sondeos oficiales.

Apareció de blanco, inmaculada, impecable, sonriente. Apenas le dejaban hablar sus militantes, pero los gestos matriarcales obraron el silencio. «Mi compromiso ahora es que Francia se levante. Ha llegado la hora del cambio. Francia necesita optimismo, audacia, serenidad. Hago un llamamiento a la República del respeto y de la justicia. Es urgente eliminar un sistema que ya no funciona. Hace falta un orden justo. Apuesto por la inteligencia de los franceses. Contra el voto del miedo. Seré la garante de un Estado imparcial. Reaccionemos contra el declive. Llamo a una Francia orgullosa y generosa», declaró Ségolène Royal antes de volar a París.

Ahora sólo se abre camino una pregunta: ¿quién será el primero en atraerse a Bayrou?


RESULTADOS

(100% de votos, salvo residentes en el extranjero)

Nicolas Sarkozy: 31,11%

Ségolène Royal: 25,83%

François Bayrou: 18,55%

Jean-Marie Le Pen: 10,51%

Participación: 84,60%, el porcentaje más elevado en la historia de la V República, constituida en 1958. Es la prueba de un entusiasmo que reconcilia a los franceses con la política, tras el rechazo a la Constitución Europea y la desidia de las últimas citas electorales.

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