Jueves, 26 de abril de 2007. Año: XVIII. Numero: 6339.
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Juicio por una masacre / Día 30
El terrorista islamista Bensmail niega que existiera el papel que intentó comerse
MANUEL MARRACO

El islamista en cuyo poder se encontraron unas notas que lo relacionan con ETA lo negó todo. Bermúdez no le creyó, pero el testigo no estaba obligado a decir la verdad: está procesado por esos hechos. Ayer se produjo la primera declaración por videoconferencia. Las sesiones se reanudan el 3 de mayo, con más víctimas.

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MADRID.- El terrorista islamista Abdelkrim Bensmail resolvió en apenas 10 minutos de interrogatorio el largo listado de asuntos por los que su nombre aparece en el sumario del 11-M: los datos que poseía sobre presos etarras, la fórmula de la cloratita también hallada en su poder, el dinero que le enviaba el suicida de Leganés Allekema Lamari, las visitas a prisión del dirigente socialista asturiano Fernando Huarte...

El argelino comenzó su declaración asegurando que no tenía «ninguna» relación con los etarras Henri Parot, Jorge García Sertucha, Fernando Irakula Albizu y Harriet Iragi. Hace tres días, Parot negó ante el tribunal que conociera a Bensmail.

«¿Puede darnos una explicación de por qué las direcciones de estas personas le fueron encontradas en notas manuscritas?», dijo el letrado Emilio Murcia. El preso negó la mayor. «A mí no me cogieron nada. Las notas no son mías». «Yo siempre he contactado con los presos y nunca lo he negado» añadió, «pero esas direcciones no son mías». Sí reconoció que se encontraba con presos vascos en el patio de la prisión, pero negó que ellos le proporcionaran los datos. El recorrido fue el mismo con el explosivo. «¿Conoce la fórmula?». «No, nunca he oído hablar de ella hasta que salió en la prensa». «¿Cómo explica que se encontrara en su poder?». «En mi poder, no».

El presidente del tribunal, Javier Gómez Bermúdez, no creyó al testigo. Tras recordarle que estaba obligado a decir la verdad si no quería ser acusado de falso testimonio, insistió: «¿Dice que no se le encontró ninguna nota ni nada en su poder y que tampoco se la comió?». «No, no, ¡cómo la voy a comer!». Cuando Gómez Bermúdez estaba a punto de mostrarle la fotocopia de la nota que se le intervino y que consta en el sumario, el magistrado Alfonso Guevara le hizo notar que Bensmail estaba procesado por esos hechos en la operación Nova, de la que él era ponente. Por tanto, no estaba obligado a responder. Ahí se pararon las repreguntas, a la espera del juicio por Nova, previsto para después del verano.

Bensmail sí reconoció su amistad con Lamari. Ambos fueron detenidos en la operación Apreciatte y condenados como miembros del GIA. Lamari tuvo suerte y, por un error del tribunal, quedó libre antes de tiempo. Al tiempo que eludía a las Fuerzas de Seguridad, no se olvidaba de su amigo, al que enviaba giros de dinero a prisión.

Eso sí, Bensmail no recordaba ayer cuándo empezó a recibir el dinero, cuándo dejó de hacerlo y si los giros llegaban con el mensaje «aguanta, hermano».

Las ayudas desde el exterior no se limitaron a Lamari. También fue visitado en tres ocasiones por Huarte. Según explicó Bensmail, éste le facilitó que saliera de prisión de Villabona (Asturias) para una revisión dental que, además, le ayudó a pagar. En el informe elaborado por el CNI sobre un encuentro mantenido el 9 de octubre de 2004 se lee: «Sobre las noticias que relacionan a ETA con grupos islamistas, el comunicante [Huarte] dice que eso es algo impensable, el interno [Bensmail] justifica y apoya las reivindicaciones de ETA». Se prevé que Huarte declare como testigo la próxima semana.

Bensmail no fue el único condenado por terrorismo islamista que testificó ayer. También lo hizo por vídeoconferencia desde Bélgica el marroquí Mourad Chabarou, miembro del Grupo Islámico Combatiente Marroquí (GIMC). El interrogatorio se centró en las conversaciones que mantuvo después del 11-M con el acusado Rabei Osman, El Egipcio, supuesto autor intelectual de la masacre.

En una de las llamadas, El Egipcio le informó de que Fouad y Serhane [El Tunecino] habían muerto. Según la Fiscalía, El Egipcio añadió que «ahora todos están en el Cielo». De lo declarado ayer se extrae que fue Chabarou el que, al saber de su muerte -«creí que había sido en un accidente»- y «como buen musulmán», dijo que esperaba «que Dios fuera clemente con los muertos».

La primera traducción ofrecida desde Bélgica -«que Dios les recompense con el paraíso», similar a la de la Fiscalía- alteró a los procesados árabes, que hicieron visibles gestos al tribunal para mostrar que no era ésa la traducción correcta.

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