«Podéis juzgar por mi cara». Con esas palabras, Don Felipe de Borbón se presentó sonriente y relajado ante los periodistas que se agolpaban en la pequeña carpa instalada en la zona de parking del hospital, exactamente a las 20.00 horas de ayer, para dar cuenta del nacimiento de su segunda hija.

«Todo ha transcurrido estupendamente; el trabajo del equipo médico ha sido milimétrico (...). La Princesa y la Infanta se encuentran muy bien. Estamos felices».

A continuación llegó la avalancha de preguntas y, entre todas, una insistente: ¿Pese a las dos cesáreas, mantienen los Príncipes la intención de 'tener más de dos y menos de cinco'? «No tenemos ni idea de lo que vamos a hacer. Hacer planes ahora es complicado. En este momento tenemos el plato lleno de felicidad con Leonor y Sofía, que seguro que nos van a dar mucho trabajo».

El Heredero de la Corona dejaba en suspenso de esta manera la posibilidad de tener más descendencia. Al final, serán los médicos quienes influyan decisivamente con su opinión en este asunto de Estado.

Si los Príncipes de Asturias optaran por no tener más hijos, el debate acerca de la reforma constitucional, necesaria para asegurar la igualdad entre el hombre y la mujer a la hora de acceder al trono, no correría ya prisa, habida cuenta de que a la Infanta Leonor, primogénita del actual Heredero, ya no podría hacerle sombra ningún futuro hermano varón. Ahora, Leonor es la segunda en la línea de sucesión al trono tras su padre, y su hermana recién nacida, la tercera. Una decisión de este tipo situaría, si el destino no se tuerce, casi en el cien por cien las posibilidades de Leonor de ser Reina de España allá por la segunda mitad del siglo.

Sin embargo, ayer, Don Felipe de Borbón no estaba para tantos cálculos. La pequeña Sofía acababa de llegar al mundo en la Clínica Ruber Internacional y su padre, que estuvo presente «aguantando el tipo» como pudo durante la intervención, sólo tenía palabras para expresar su felicidad y la de la Princesa, que descansaba en la habitación número 17 de la zona de maternidad acompañada por su madre, Paloma Rocasolano.

Doña Letizia ingresó en la clínica a las 12.45 horas «por trabajo de parto», según explicó el ginecólogo Luis Ignacio Recasens, quien, al igual que ya hiciera en el nacimiento de Leonor, decidió practicar a la madre una cesárea.

La Princesa llegó al hospital en un monovolumen azul oscuro y con los cristales tintados, conducido por Don Felipe. En la puerta de la clínica los informadores se contaban por decenas y los curiosos, también, y eso pese a que la tarde amenazaba con regalar un chaparrón que, al final, no llegó. La niña nació a las 16.50 horas. La Casa del Rey comunicó la noticia a los periodistas que aguardaban en la puerta de la clínica a través de un SMS a las 17.27 horas.

Dos horas y media más tarde, el Príncipe en persona proporcionaba los detalles del nacimiento y desvelaba el gran secreto: «La niña se llamará Sofía, como la Reina, un nombre que supongo», dijo haciendo gala de sentido del humor, «figurará en muchas de las porras que habréis hecho». La Reina fue la primera en ser informada de que su octava nieta se llamará como ella. Según el Príncipe, darle esta sorpresa era algo que a Doña Letizia y a él mismo les «hacía ilusión».

Sofía, significa «sabiduría» y es un nombre muy frecuente en la realeza griega desde el Imperio Medieval, aunque no así en la monarquía española, tal y como puntualiza el premio nacional de Historia Miguel Angel Ladero Quesada.

Doña Sofía viajó ayer por la tarde desde Moscú, donde acudió al funeral en memoria del violonchelista y director de orquesta, Mstislav Rostropovich. La Reina llegó a Madrid a las 21.00 horas y se trasladó de manera inmediata desde el aeropuerto hasta la clínica, donde permaneció durante una hora y 35 minutos. A la salida, Doña Sofía dijo a los periodistas que «estaba encantadísima» de que le hubieran puesto su nombre y que le hacía «muchísima ilusión».

Del paradero de Don Juan Carlos nadie daba detalles; ni siquiera el Príncipe: «El Rey vendrá cuando pueda: hoy, o mañana, o...».

Quien también está previsto que acuda en los próximos días al hospital será la Infanta Leonor, de año y medio de edad. Así lo confirmó su padre, el Príncipe, quien además aseguró que explicarán a la niña «con tranquilidad» que ya tiene una hermanita.

Don Felipe, acompañado por el equipo médico de ocho personas que atendió el parto, calculó que la Princesa de Asturias abandonará la clínica en «cuatro o cinco días» porque tanto ella como la pequeña se encuentran en «perfecto estado».

¿Y a quién se parece la recién nacida? Pues, en opinión de su padre, a su hermana mayor, Leonor.

El Heredero de la Corona también fue preguntado por los periodistas sobre si, en esta ocasión, al igual que sucediera con el nacimiento de su primogénita, también se había decidido congelar sangre del cordón umbilical.

La respuesta del Príncipe fue afirmativa. El doctor Recasens consiguió extraer dos bolsas de sangre del cordón que serán almacenadas, según explicó Don Felipe, en dos bancos, uno público y otro privado del ámbito de la Unión Europea. Posteriormente, fuentes sanitarias informaron de que parte de una de las muestras se enviará a un banco público de la Comunidad de Madrid.

«Hemos guardado el cordón umbilical como con Leonor», explicó Don Felipe. «Es algo en lo que la Princesa y yo tenemos mucha confianza y creemos en ello. Creo que la ciencia y la medicina están avanzando mucho en este campo y nos hemos informado mucho al respecto». Las células madre de la primogénita de los Príncipes de Asturias se depositaron en un banco de Tucson, en Arizona (EEUU).

Vea el especial sobre la Infanta Sofía en: www.elmundo.es/