Después de reunirse con la cúpula de su partido, el jefe de Gobierno afirmó que los comicios legislativos, previstos en principio para noviembre, podrían adelantarse «al 24 de junio o el 1 de julio». El anuncio del Constitucional fue decisivo para que Erdogan diera la cara ante la nación. De hecho, se trata de la primera vez que esta Corte interviene en unas elecciones, lo cual es interpretado por los observadores como un reflejo de la profunda división interna que existe entre los círculos laicos y los religiosos.

Sin embargo, Erdogan adelantó que la designación de un nuevo jefe de Estado continuará esta semana con Gül como único candidato oficialista. El único cambio es que la nueva votación se realizará mañana y no hoy. Después, su Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP) hará todo lo posible por cambiar el actual sistema indirecto de elección del presidente, que se vota en el Parlamento, por un sistema directo, es decir, que sea elegido por la población en las urnas, en dos rondas.

El Gobierno había hecho en un primer momento una valoración tranquilizadora en la que aseguró que hoy se celebraría una nueva votación. Sin embargo, según avanzaron las horas, claudicó ante la crisis a raíz del anuncio del Constitucional. Su decisión pilló por sorpresa a la mayoría, ya que el relator de la Corte había recomendado desestimar la demanda del CHP. No obstante, los analistas locales ya habían recordado que la mayoría de los 11 miembros del tribunal fueron nombrados por el actual jefe de Estado, Ahmet Necdet Sezer, que es un laico convencido y ha tirado por tierra muchas de las leyes propuestas por el AKP. Además, el líder del CHP, Deniz Baykal, había presionado a la Corte advirtiendo de que la no anulación de la primera ronda conduciría a un «serio conflicto» en el país.

Nada más conocerse la medida del Constitucional, el portavoz gubernamental y ministro de Justicia, Cemil Çiçek, afirmó que la respetaba a pesar de ser «discutible». Aunque ya en ese momento no descartaba que se adelantasen las elecciones generales, establecía dos condiciones: que la llamada de la oposición fuera «sincera» y que el tribunal cambiase la edad mínima para ser elegido como diputado, establecida en estos momentos en los 25 años. Por su parte, la oposición valoraba que hoy no debería haber ninguna votación, reclamando comicios anticipados. «Son inevitables», consideró Baykal.

Pero, según avanzaba la noche, el Ejecutivo se desinfló. Primero, el jefe del grupo parlamentario del AKP, Sadullah Ergin, aseguró que su partido estaba preparando un nuevo calendario para las elecciones presidenciales. Lo cierto es que el AKP sólo cuenta con 352 diputados, por lo que si la oposición laica, mayoritaria en el Parlamento al margen del partido de Erdogan, tampoco se presentase en la Cámara en la siguiente votación, ésta también sería nula.

Acto seguido, Gül revelaba su postura. «Hay que avanzar hacia elecciones anticipadas lo más rápidamente posible», anotó. Igualmente, abogó porque se llegue «inmediatamente a un acuerdo para que la población elija directamente al presidente». Así las cosas, parece que el Gobierno ha cedido finalmente a las presiones que está recibiendo de casi todos los frentes desde que Gül fuera elegido hace una semana como candidato a presidente por el AKP. El Ejército emitió un duro comunicado poco después de la primera vuelta en el que sostenía que seguía siendo «un vehemente defensor» de los principios seculares de la República, lo que se interpretó como una llamada de atención incluso más clara que la que dio antes del golpe de Estado de 1980.

Incluso la patronal turca (Tüsiad), que ha venido apoyando sin fisuras la política económica del actual Ejecutivo, se expresó este fin de semana a favor de la convocatoria de elecciones anticipadas. De hecho, los mercados han cerrado a la baja en las sesiones del lunes y del martes, experimentando sus peores resultados de los últimos siete meses.

Pero la postura más dura de todas contra el Gobierno ha venido de la calle. En torno a medio millón de personas se manifestaron a mediados de mes en Ankara para trasladar su rechazo a la eventual candidatura de Erdogan a la Presidencia. Unos días después, el primer ministro anunció que se retiraba de la carrera electoral a favor de su «hermano» Abdulá Gül. Y el pasado sábado, a pesar de que ya se conocía que Erdogan no era el aspirante del AKP, el pueblo salió en masa por el centro de Estambul para mostrar su oposición a que un islamista sea jefe de Estado.