MADRID. - «¡Los árboles no se van a talar! Primero, me tendrían que cortar a mí un brazo. Ni yo, ni Esperanza Aguirre, que tiene mucho carácter, lo vamos a permitir. Me subiré a un árbol y me ataré hasta que no vea esto solucionado». Así de vehemente se mostraba ayer por la mañana la baronesa Thyssen, Carmen Cervera, ante el proyecto del Ayuntamiento de reformar el Eje Prado-Recoletos que se llevaría por delante alguno de los árboles situados frente a la pinacoteca. Según los detractores del proyecto, hasta 700. Ella exige la retirada del proyecto y, de no ser así, según amenazó, se llevará el museo «a otra zona de Madrid. Los expertos han dicho que sin árboles y debido a la polución, la colección podría sufrir daños». Descartó sacar de la capital los fondos pero sí dijo que su cuidado es una deuda que contrajo con su marido, ya que «había muchos lugares en el mundo en los que se podían haber quedado las obras pero elegimos Madrid. Es un recuerdo a su memoria, un sacrificio y esto no se puede permitir». La baronesa -su presencia volvió a despertar una enorme expectación- acudió a la convocatoria de la plataforma SOS Paseo del Prado, al igual que hace un año. Los promotores entienden que el proyecto supone la destrucción del tramo que va desde la glorieta de Carlos V hasta la plaza de la Cibeles.
Vecinos, seudohippies, pijos, guiris, despistados, alérgicos... no faltó nadie a la cita con Carmen Cervera. Ni, por supuesto, la cohorte mediática que le acompaña cuando le da por cambiarse de peinado. La baronesa Thyssen, con todo el aderezo de frivolidades que se le quieran echar, ya se ha convertido en todo un símbolo de la lucha contra el proyecto de reforma del Eje Prado-Recoletos. Tan es así que incluso el pasado año llevó al propio Gallardón a paralizar su ejecución. Ahora, vuelve a la carga con la intención de que el alcalde se pronuncie sobre su retirada o no antes de que se celebren las elecciones autonómicas y municipales del último fin de semana de mayo.
«Se comprometió a remitirnos una propuesta y por el momento no hemos recibido ninguna noticia», aseguraba ante una nube de periodistas. La convocatoria de la concentración se realizó frente a la estatua de Apolo. Allí, según los organizadores, se dieron cita hasta 5.000 personas, aunque fueron muchas menos; se acercó el candidato socialista a la Alcaldía, Miguel Sebastián, que no quiso dejar pasar la oportunidad de pescar en río revuelto. La escenografía estaba perfectamente preparada para el evento: carteles, a modo de esquelas, pegados a los árboles en los que se podía leer «estoy condenado a muerte» y paseantes con la tradicional pegatina de protesta.
Tampoco faltaron a la cita el hombre que carga con un parquímetro de cartón piedra y que simula encadenarse a él en cualquier sitio y el muñeco gigante que retrata a Gallardón como un vampiro, ambos sacados del mundo freak. Son habituales en los actos del alcalde y que acuden, básicamente, para tocarle las narices. «Yo no digo que no se arregle el paseo, pero que se respete la voluntad de todos, que mantengan los árboles. Está todo Madrid así, alicatado. Parece Eurodisney», aseguraba una mujer de mediana edad mientras discutía con un jubilado.
El momento álgido de la concentración llegó cuando Carmen Cervera saltó al escenario. Ataviada con un sombrero y ropa primaveral, no dudó en calificar el proyecto del portugués Alvaro Siza de «agresivo y desconsiderado». Entre gritos de «¡vamos, baronesa!» resucitó el lema de hace un año: «No a la tala». «Los árboles son divinos y únicos y no se pueden trasplantar», aseguraba ante una concurrencia entregada. Gallardón y Aguirre no salieron muy bien parados, ya que una nube de insultos y abucheos se ponía en marcha cuando se pronunciaban sus nombres. Al final de la alocución de la baronesa, los miembros de la plataforma le regalaban un ejemplar de roble. Entre la muchedumbre alguien gritó: «No se lo enseñes a Gallardón que lo tala». Ya fuera del escenario, en los jardines del Museo Thyssen-Bornemisza volvió a arremeter contra el arquitecto, al que calificó de «cabezón» y, que a su entender, una vez aprobado el proyecto, «tiene más poder que el propio alcalde».
Ella valora el apoyo de Aguirre aunque admite que no es competente para paralizar el proyecto. «Gallardón es consciente de que nadie quiere perder este maravilloso bulevar y la ministra de Cultura está con nosotros», sentenció.
El 23 de junio de 2005 la Casa de la Villa aprobó el plan especial que suponía una nueva redistribución del tráfico y de los espacios para el peatón. La idea del Ayuntamiento es dejar dos carriles por sentido de los cuatro que existen en la actualidad. Además, está previsto que se construya una plataforma para transporte público, que amplíe la zona ajardinada central y se duplique el ancho de las aceras del Museo Thyssen.
Por su parte, el vicealcalde de Madrid, Manuel Cobo, no acertaba a explicarse el motivo de la protesta. Y es que, el Consistorio no ha recibido, por el momento, ninguna propuesta alternativa al proyecto presentado. «Cuando a alguien se le dice 'dígame lo que usted quiere' y no dice nada, es absurdo manifestarse», aseguró en declaraciones a Efe. Cobo recordó que cuando Gallardón aparcó el proyecto pidió «a todos los ciudadanos e instituciones» que deseasen realizar aportaciones para mejorar lo propuesto que las hiciesen llegar al Consistorio. El vicealcalde dijo no tener constancia de que la Fundación haya hecho alguna propuesta.
En el caso de que esto ocurriese, aseguró que la Casa de la Villa «la estudiará con todo el interés». Negó que se vaya a a hacer una autopista en el bulevar, ya que la idea es «reducir espacios para los coches y autobuses y se lo da a los peatones». Respecto a la polémica de los árboles, dijo que él también estaría «en contra de que se talen 700, 7.000 o 70.000 árboles» y que es «incierto» el dato que se da de ejemplares afectados. «Si lo que quieren es que se quede como está, también es fácil decirlo», le parecen pocos «los tres metros de acera en el Thyssen».
EL AYUNTAMIENTO DICE...
El pasado año paralizó el proyecto e
invitó a personas e instituciones a realizar propuestas que lo mejorasen, pero no ha recibido ninguna hasta la fecha.
Niega que el proyecto de reforma del Prado vaya a acabar con la vida de 700 árboles.
Su idea es duplicar el ancho de la acera del museo Thyssen, ampliar la zona verde de la mediana, dejar dos carriles por sentido y construir una plataforma para autobuses.
SOS PRADO DICE...
Quiere que el Ayuntamiento retire el proyecto de reforma del Eje Prado-Recoletos, ya que entiende que destruiría el bulevar que discurre entre Atocha y Cibeles.
Exige que el nuevo plan que se redacte para el Prado contenga los preceptivos informes de tráfico y medioambientales.
Asegura que la remodelación de la zona propuesta por el arquitecto portugués Alvaro Siza eliminará 700 árboles.
