Miércoles, 9 de mayo de 2007. Año: XVIII. Numero: 6352.
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Quien siembra silencio recoge soledades (Molleda)
 MADRID
M2 / PRECAMPAÑA
Por encima del vértigo de las urnas
Confidencias, bromas, risas y miedo, mucho miedo... Los cinco candidatos a la presidencia de la Comunidad y el Ayuntamiento de Madrid demostraron ayer en la planta 47 de la Torre Sacyr, a 188 metros de altura, que están preparados para las elecciones, aunque más de uno tuviese que amarrarse los nervios al estómago

Cinco candidatos, una torre y Madrid a sus pies. Esperanza Aguirre (PP), Rafael Simancas (PSOE), Inés Sabanés (IU), contendientes para asaltar la Comunidad, y Alberto Ruiz-Gallardón (PP) y Angel Pérez (IU), protagonistas en la lucha por la Casa de la Villa. El anfitrión, el presidente de Sacyr-Vallehermoso, Luis del Rivero, que cedía su torre, que se construye en la antigua Ciudad Deportiva del Real Madrid, en Fuencarral. El primero en llegar fue Pérez, quien se entretuvo un rato luchando con el casco de obra para darle la holgura adecuada. Luego, uno tras otro, fueron llegando; Del Rivero, Simancas, Gallardón, Sabanés y, finalmente, la presidenta regional.

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El líder socialista se quedaba con cara de póquer cuando al bajar del coche se enteraba de que su compañero y candidato a la Alcaldía había decidido hacer mutis por el foro -después de confirmar por dos veces su asistencia-, tan sólo dos horas antes de la cita. El alcalde sugería al dueño de Sacyr quitar la pegatina de la empresa del casco de obra. Del Rivero asentía sin darle más importancia y todos quitaron la pegatina. En vista de que la cosa se retrasaba, el alcalde, Pérez y Simancas subieron en una primera tanda a la planta 47, a 188 metros de altura. Allí, los fotógrafos habían preparado la escena en la que posarían los políticos. Luego le tocó el turno a Sabanés, quien no pudo reprimir clavar la mirada en la chapa metálica del montacargas mientras tragaba saliva. Pasadas las cinco de la tarde, Aguirre se encontraba con el resto con la cara desencajada y con el miedo aún en el cuerpo. «¡Qué pasa Rafa!», saludaba a Simancas. «Alcalde ven tú que no puedo llegar hasta allí». Antes, Gallardón mataba el tiempo dando una vuelta por la obra preguntando a los técnicos sobre los detalles. Pérez se mantenía a su aire y Simancas comenzaba a dejar a un lado su agarrotamiento inicial. El líder socialista estaba receloso, ya que cada uno de los que subieron a la torre tenían que ponerse un chaleco de seguridad y un casco. Hace unas semanas, Aguirre aparecía en la publicidad electoral de la misma guisa. Ya en faena, a 48 metros de la azotea, 12 plantas por debajo, los candidatos se pintaban su mejor sonrisa.

«Es increíble lo que hemos hecho los de IU desde la oposición», comentaba Pérez en tono jocoso ante la grandiosidad de Madrid. Y llegó el momento de posar los cinco. «El casco me destroza el pelo», comenta Aguirre, mientras Simancas comienza a situarse estratégicamente a la izquierda. En las primeras fotos iniciales Gallardón queda en medio de los cinco. «Ponte aquí Inés que tú eres de la Comunidad», consigue Aguirre llevarse al lado de Simancas a la candidata de IU. «Los tenemos rodeados», dice su compañero en la Alcaldía. Ahora, es la presidenta la que hábilmente consigue quedarse en medio. Los fotógrafos hacen un alto para cambiar de escenografía. Entretanto, los candidatos hacen un corrillo y comparten confidencias sobre el ausente. La presidenta decide recorrer la planta en construcción mientras Del Rivero le hace de cicerone.

Los aspirantes a la Comunidad se someten a su sesión mientras Gallardón y Pérez ríen. En un abrir y cerrar de ojos las instantáneas ya están tomadas. Ahora es el turno del regidor y el candidato de IU. «Inés, que me fío de ti ¿está más alto que yo?», pregunta Pérez mientras Gallardón se desternilla. «No estoy, soy. En el debate [televisado de mañana] van a poner un taburete para igualar», contesta entre risas. «No te preocupes por ella que yo la sujeto», bromea Simancas dirigiéndose al alcalde en referencia a Aguirre. Los candidatos obedecen fielmente a las indicaciones de los fotógrafos. En un momento dado, y por aquello de que se alargaba la sesión, Pérez dice: «Casi que me dejes un bañador y unas chan-clas y me voy a la playa», en referencia a una propuesta del candidato socialista a la Alcaldía. «¡Qué disciplina prusiana!», suelta de repente mientras el regidor se somete a las órdenes de los fotógrafos. Entretanto, Aguirre y Simancas charlaban amigablemente y Sabanés se entretenía tratando de no clavar la vista en el horizonte.

Acabado el trance se saludan amistosamente. Se hacen corrillos, comentan y algún que otro colaborador no puede reprimir agobiarse con la sempiterna agenda. «¿A qué hora es lo de Príncipe Pío?», preguntaba Aguirre. «A las seis y media ¿no?», contesta su compañero de partido -ayer se inauguraba el intercambiador en la antigua estación de Renfe-. En un momento dado, el alcalde saca su teléfono y llama hacia sí a Pérez y Simancas para retratarse: «Corred... una foto antes de que vengan las mujeres...». Sabanés se acerca. «Bueno, si viene Inés...», comenta uno de ellos transigiendo de buen grado.

Las últimas reuniones sirven para comentar la jugada y antes de bajar por los temibles montacargas, una última foto de grupo para inmortalizar con todos los presentes la experiencia y el inicio oficioso de la campaña.

En tropel, la mayor parte de los improvisados inquilinos optan por introducirse en el primer ascensor. El alcalde, hábilmente, se sale en el último momento y se introduce en el de al lado. En la bajada, vuelven las caras congestionadas. A alguno se le corta el aliento y otros no pueden disimular su alegría por volver a poner el pie en tierra firme. Ya en la base de la torre la presidenta se dirige al alcalde de Madrid: «He visto esta mañana en directo la inauguración de la M-30 por Telemadrid...». Simancas completa la terna en el paseo hacia los coches oficiales. La conversación deriva hacia la propuesta de la presidenta para la próxima legislatura de no permitir más de cuatro alturas en las construcciones nuevas. «Yo vivo en un quinto», le dice Gallardón. «Ahora entiendo lo de las cuatro plantas», le sale al paso entre risas el líder de los socialistas madrileños.

Llega el instante de salvar el último escollo, una escalera de obra. «Bajad uno delante que me da vértigo», dice temerosa la presidenta. Simancas no duda en marcar el camino y ya en tierra cada uno toma el trayecto hacia la disciplina de su agenda. La presidenta y el alcalde a Príncipe Pío, Simancas a Alcalá de Henares, Sabanés a Coslada y Angel Pérez a hacer una entrevista.

Información realizada por: Pedro Blasco, Luis Angel Sanz, Carmen Serna y Jaime G. Treceño

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