El presidente del Gobierno se pronunció ayer por primera vez sobre el escándalo de la CNMV y su Oficina Económica, para negarlo todo. Lo que no hizo fue responder siquiera a la petición del PP para que se cree una comisión de investigación. Fuentes oficiales aseguran que ni se contempla esta posibilidad.
José Luis Rodríguez Zapatero respondía a una pregunta de Mariano Rajoy sobre terrorismo, pero éste se las apañó para incluir referencias directas al caso.
Al PP le ha caído del cielo el asunto en vísperas electorales y ayer se empleó a fondo en el Congreso, dando por ciertas las denuncias del ex presidente de la CNMV Manuel Conthe contra la Oficina Económica que dirigía Miguel Sebastián.
Por eso Rajoy aseguró que «en su oficina se hacen dossieres contra personas, se interviene en la vida de las empresas, se intenta cambiar su propiedad».
Zapatero se limitó a responder: «Le desmiento radicalmente que desde la Oficina Económica se haya hecho ningún dossier de ninguna persona. Es mentira, falso de toda falsedad». El matiz es que el presidente, como el resto del Gobierno, dijo ayer que el informe contra el presidente del BBVA, Francisco González, no se hizo en la Oficina de La Moncloa, aunque la acusación de Conthe fue que el dossier lo recibió el vicepresidente de la CNMV de ese organismo gubernamental.
Luego Eduardo Zaplana siguió metiendo el dedo en la llaga y le dijo a la vicepresidenta primera, María Teresa Fernández de la Vega, que «de nuevo los despachos oficiales se usan para hacer o favorecer negocios» y se desprestigia la CNMV. La número dos del Gobierno respondió que el Gobierno respeta la CNMV, tal y como dijo Conthe antes de cesar en el cargo. «Ustedes son liberales en la oposición, intervencionistas en el Gobierno y trapisondistas siempre», le dijo Fernández de la Vega al PP.
El estrambote fue luego una interpelación en la que el ministro de Administraciones Públicas, Jordi Sevilla, y el popular Vicente Martínez-Pujalte, mantuvieron un más que agrio debate.
Solbes y corrupción
Pujalte habló de delitos de prevaricación y tráfico de influencias, de que la corrupción acompaña siempre a los socialistas y de que la corrupción le sigue a Solbes, porque cuando era comisario europeo el PP tuvo que rescatarle de un escándalo, entre otras acusaciones directas.
Sevilla le replicó con no menos dureza acusándole de refugiarse en la inmunidad parlamentaria para lanzar acusaciones falsas y recordando el escándalo de Gescartera y las mentiras del 11-M, asegurando: «El PP ha montado un circo y ya sé cuál es el papel que le han dado», reprochándole actuar como «una termita que destruye todo para llegar al poder y deteriorar al Gobierno» e ironizando sobre las convicciones religiosas de su oponente.
El popular dio por hecho que la Oficina Económica de Sebastián actuaba como lobby y que el vicepresidente de la CNMV, Carlos Arenillas, tuvo estrechas relaciones, con cena de 1.400 euros incluida, con una empresa. En definitiva, que lo que llamó el clan de Intermoney del que forman parte Arenillas y Sebastián, entre otros, han incurrido en corrupción.
El ministro leyó declaraciones de Conthe en las que alababa el respeto de este Gobierno a la independencia de la CNMV y el hecho de que el entonces presidente de esa institución no hubiera denunciado nada.