El Rey reina pero no gobierna, lo que le obliga a ser especialmente cuidadoso cuando se pronuncia en público. Ayer se expresó de forma poco matizada y rozando la imprudencia cuando, en una visita a la sede de la Guardia Civil, alabó el acuerdo de paz en el Ulster y añadió un significativo comentario: «Hay que intentarlo».
Don Juan Carlos utilizó el plural para precisar que los procesos de negociación como el llevado a cabo en el Ulster son «largos» y «a veces salen, a veces no». El Monarca señaló que existen importantes diferencias entre el Ulster y el País Vasco pero defendió en este contexto la necesidad de «intentarlo».
Aunque ni el PSOE ni el PP quisieron ayer pronunciarse oficialmente sobre estas declaraciones, es evidente que las palabras de Don Juan Carlos van a ser interpretadas como un aval a la negociación de Zapatero con ETA.
El Monarca empleó la expresión «intentarlo», que en castellano hace referencia a un futuro indeterminado y no al pasado, por lo que podría entenderse que el Rey estaría avalando un nuevo «intento» de negociación con la banda.
Puede que ése no fuera el sentido que Don Juan Carlos quiso dar a sus ambiguas palabras, pero lo que parece seguro es que no va a faltar quien vea hoy en ellas un respaldo a la política de Zapatero.
El Monarca debería haber sido mucho más prudente, sobre todo, en vísperas del inicio de una campaña electoral y en el contexto del enfrentamiento que mantienen el PSOE y el PP en materia de lucha antiterrorista. Mientras sus habituales apelaciones al consenso en este ámbito encajan a la perfección en su papel institucional, sus expresiones de ayer van a ser entendidas como el respaldo a una política de negociación para encontrar una salida al problema vasco que media España rechaza.
Las manifestaciones del Rey son especialmente inoportunas en unos momentos en los que el Tribunal Constitucional está examinando los recursos de Batasuna y ANV contra la anulación de sus listas y en los que la polémica está más a flor de piel que nunca.
Durante toda la legislatura, PSOE y PP han mantenido posturas totalmente discrepantes sobre la negociación con ETA. El líder del PP ha sacado a la calle a sus bases para protestar contra la política del Gobierno y, muy especialmente, contra la excarcelación del etarra De Juana Chaos. A todo ello hay que sumar la última acción criminal de la banda en Barajas tras la que, al menos formalmente, el Gobierno dejó de «intentar» la vía del diálogo con ETA.
El Monarca debería haber tenido presentes todos estos hechos para mostrarse más cauto y no dar pábulo a quienes van a utilizar sus manifestaciones como una demostración de que se pone del lado del Gobierno y desautoriza públicamente al PP.
Es posible que no exista tal cálculo en sus palabras ni intención de apoyar a Zapatero, pero Don Juan Carlos tiene ya la suficiente experiencia como para saber que debería medir muy bien todo lo que dice y no hablar a la ligera cuando se pronuncia sobre un asunto tan sensible como la política antiterrorista.
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