Horas más tarde, un grupo de jóvenes irrumpió en un acto electoral del PNV en Vitoria cuando Juan José Ibarretxe ocupaba el escenario. Los alborotadores intentaron reventar el mitin al grito de: «PNV, español». La Ertzaintza tuvo que desalojarlos. A todo ello hay que añadir un ataque contra una sede del PSOE y pintadas amenazantes en locales de Aralar. Tal y como señaló ayer el presidente del PP de Vizcaya, la campaña electoral para el 27-M va a ser especialmente difícil porque «Batasuna está fuerte, legitimada y envalentonada».

Éstas son, en efecto, las consecuencias más graves e indeseables de la política del presidente Zapatero y el sector mayoritario de la judicatura que lo apoya, al permitir a los proetarras aprovecharse de las rendijas de la Ley de Partidos para presentarse a las elecciones en buena parte de los municipios donde en el pasado alcanzaron mayorías para gobernar. Hay que recordar que la Fiscalía y la Abogacía del Estado sólo impugnaron la mitad de las candidaturas de ANV por estar contaminadas por Batasuna.

Por si alguien tenía alguna duda de la relación entre ambos, Batasuna quiso escenificar públicamente ayer en las calles su toma de posesión de ANV, un partido sin militancia hasta hace 15 días, que concitó a miles de personas en una manifestación en Bilbao para reivindicar su derecho a presentarse en todos los ayuntamientos. Numerosos dirigentes de Batasuna -Pernando Barrena, Rafa Díez Usabiaga, Olano y Joseba Permach, entre otros- asistierona la manifestación y pidieron a los seguidores de la formación ilegalizada que acudan a las urnas, obviamente para votar a ANV.

Los dirigentes de ANV anunciaron que estarán en todos los colegios electorales del País Vasco, lo que augura incidentes también en la jornada electoral. A ver si el presidente Zapatero se da cuenta de que sus medias tintas con el brazo político de ETA sólo sirven para estimular la violencia que sufren los partidos democráticos. Unos más que otros.