Viernes, 18 de mayo de 2007. Año: XVIII. Numero: 6361.
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CONVULSION EN ORIENTE PROXIMO / Los ataques aéreos matan a 11 personas, incluidos ocho islamistas, en varios ataques / Hamas provocó la respuesta israelí para que Al Fatah se uniera a ellos frente al enemigo común
Israel bombardea Gaza en plena escalada de la guerra civil palestina
MONICA G. PRIETO. Especial para EL MUNDO

JERUSALÉN.- Finalmente, el lanzamiento de cohetes contra territorio israelí dio el resultado buscado por Hamas. Israel respondió ayer a los 16 Qasam que aterrizaron en el desierto del Neguev con varios bombardeos aéreos que mataron a 11 personas, entre ellas ocho islamistas, y dejaron escenas de destrucción. Esta irrupción paralizó el conflicto interno en Gaza, ampliando así una tregua entre las facciones palestinas que horas antes amenazaba con desmoronarse.

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Aunque Hamas anunció que responderá a los ataques de Tel Aviv con suicidas, parece claro que sus militantes atrajeron a Israel, siguiendo una estrategia destinada a ahuyentar la guerra civil. Así lo admitió el líder islamista en el exilio Jaleed Meshaal, cuando anunció que los ataques aéreos crean una «oportunidad histórica» para que las facciones se unan contra Israel.

La víspera, el primer ministro Ehud Olmert había anunciado una «áspera» respuesta a los 30 cohetes lanzados contra Israel, al tiempo que los combates se multiplicaban en Gaza. La aviación cumplió ayer esas expectativas lanzando cuatro ataques: en el primero, que redujo a escombros la sede de la Fuerza Ejecutiva (la policía islamista), un activista de Hamas murió y unas 45 personas, entre ellas numerosos civiles, resultaron heridos; en el segundo, otro misil impactó contra un vehículo matando a dos responsables de las Brigadas Qasam -brazo armado de Hamas-, e hiriendo a cinco personas, dos de ellos de gravedad; poco después, un tercer proyectil acababa con la vida de otro militante y causaba heridas a cuatro personas; y al atardecer, un cuarto ataque, en el sur, mataba a tres civiles.

Por la noche, una nueva incursión se saldó con la muerte de otros cuatro milicianos, informa Reuters.

«Hemos tenido suficiente. Israel tomará todas las medidas defensivas para proteger a sus ciudadanos de los cohetes de Hamas», justificaba la portavoz israelí Miri Eisin. Esa postura fue refrendada por la ONU y por EEUU, que estimaron los ataques parte del derecho de Israel a defenderse. Una batería de artillería pesada israelí fue desplegada en la frontera con Gaza y 15 vehículos blindados se adentraron en la Franja. Nada que satisfaga al principal líder de la oposición, el ultraderechista Bibi Netanyahu, que abogó por cortar la luz y el agua a los palestinos. Hasta el momento, los cohetes han herido de levedad a dos israelíes en una comunidad cercana a Sderot.

La respuesta israelí fue suficiente para distraer la atención de las facciones rivales y reforzar así un alto el fuego -el cuarto en cuatro días y el decimoquinto en lo que va de año- que se creía muerto antes de nacer.

Los acontecimientos de esta semana suponen un salto cualitativo innegable en la guerra civil. Al hecho de que las milicias hayan convertido uno de los lugares más superpoblados (y pequeños) del planeta en campo de batalla, dejando a 1,4 millones de personas en medio del fuego cruzado, se suman inquietantes muestras de violencia: edificios incendiados con familias dentro, ejecuciones sumarias de heridos, tiroteos de civiles, enfrentamientos frente a escuelas... «En la última ola de violencia, las barreras psicológicas han saltado. Ya no hay límites para la venganza», se lamentaba a Afp el director del Centro de Derechos del Hombre de Gaza, Isam Yusef.

Ayer, antes de la intervención israelí, la tregua fue rota cuando, durante un entierro, seguidores de Hamas y Al Fatah se enzarzaron en un tiroteo. Dos del primer grupo y uno del segundo murieron, elevando a 47 el número de víctimas en seis días. Entre ellas, figura un palestino de madre española, Mohamed Ibrahim Hamed Sayans, de 21 años y miembro de la Seguridad Preventiva, uno de los cuerpos de Al Fatah. Según su padre, el joven, recién casado, murió el miércoles al recibir un disparo en la espalda.

El alto el fuego tendría que haber ido acompañado de una visita del presidente Abú Mazen para reunirse con su primer ministro, el islamista Ismail Haniya, y poner fin a los enfrentamientos. Abú Mazen canceló su viaje. Según un asesor, decidió esperar «unos días hasta que la situación mejore sobre el terreno». Sin embargo, según informaba la agencia Efe, el presidente canceló la visita por una potente bomba descubierta en el trayecto que debía seguir. Las fuerzas de seguridad palestinas habrían descubierto un túnel, con una gran cantidad de explosivos en su interior, en el itinerario que debía seguir el mandatario. El túnel habría sido construido por el brazo armado del movimiento islámico Hamas.


Petición de Siria y Jordania

JERUSALÉN.- Los países vecinos expresaron ayer su preocupación por la intensidad del conflicto civil que se vive en la Franja de Gaza. El rey Abdalá II de Jordania instó a Hamas y Al Fatah a cesar inmediatamente sus hostilidades, dado el «impacto negativo» de los combates en el proceso de paz.

«La violencia debe llegar a su fin por el bien de los palestinos y de Palestina», afirmó el monarca hachemí ante 200 activistas por la paz reunidos en un encuentro que tuvo lugar en Aqaba, precisamente destinado a relanzar las negociaciones para acabar con el conflicto palestino-israelí.

Por su parte, el régimen sirio pidió el «final inmediato de los combates» internos con el objetivo de hacer frente común a la ocupación israelí en los territorios ocupados y «preservar la causa palestina».

«Esta confrontación sucede en un momento en el que se requiere la unidad de las filas palestinas y el refuerzo del Gobierno de unidad nacional, según los acuerdos alcanzados en la Meca, con el fin de encarar la colonización expansionista israelí que prosigue en los territorios palestinos, especialmente en Jerusalén», subrayó de manera rotunda Damasco, en un comunicado difundido por la agencia Sana.

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