Lunes, 21 de mayo de 2007. Año: XVIII. Numero: 6364.
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FUTBOL / Primera División
El Madrid no se rinde jamás
LOGRA OTRO TRIUNFO EN EL ULTIMO MINUTO GRACIAS A UN GOL DE ROBERTO CARLOS DOMINO EL PARTIDO Y SE ACERCO A LA GOLEADA CON LOS TANTOS DE ROBINHO Y VAN NISTELROOY, PERO LA BRIOSA REMONTADA DEL RECRE PUDO ROMPER SU RACHA
JESUS ALCAIDE

RECREATIVO 2

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REAL MADRID 3

Laquait

Merino

Pablo Amo

Beto

Poli

Barber

Jesús Vázquez

Juanma

Rosu

Cazorla

Sinama

Cambios: Uche por Rosu (min. 46)

J. Guerrero por Sinama (min. 55)

Aitor por Juanma (min. 60)

Casillas

Torres

Cannavaro

Sergio Ramos

Roberto Carlos

Diarra

Gago

Beckham

Raúl

Robinho

Van Nistelrooy

Cambios: Guti por Robinho (min. 76)

Higuaín por Raúl (min. 88)

Arbitro: Mejuto González

Tarjetas amarillas: Cannavaro, Beckham, Ramos.

Goles: 0-1: Robinho (min. 9). 0-2: Van Nistelrooy, de penalti (min. 52). 1-2: Jesús Vázquez, de penalti (min. 72). 2-2: Uche (min. 85). 2-3: Roberto Carlos (min. 90)

COLOMBINO. LLENO.

La fortuna es para el que la busca. Es para el Real Madrid. Después de la espectacular remontada ante el Espanyol, otro golpe de efecto similar, esta vez tras verse él mismo remontado por el Recre, confirmó lo que comenzaba a ser evidente en esa época en la que el equipo ganaba partidos sin merecerlo. Los dados están tirados y siempre gana Capello. Otro equipo habría doblado la rodilla cuando en el minuto 85 llegó el gol de Uche. El Madrid, con la fanática fe del que se siente en misión sagrada, miró hacia arriba, no se arrugó y encontró la victoria. Otra vez al final. De nuevo en el minuto 90 y ahora con la firma de Roberto Carlos, el símbolo que se va. Esta vez sí, el Real sí había jugado para merecerlo todo.

Antes de ese golpe de teatro final, pareció volver todo lo peor para el madridismo. El negro recuerdo de Tenerife, la sombra de la tragedia, de las horas tristes y las lágrimas. Una ventaja perdida de dos goles, una remontada inesperada del Recreativo, dejaban la Liga en manos de sus rivales. Justo en el día de más fútbol, dominio y control del equipo de Capello. El Madrid iba a entregar bandera blanca tras uno de sus partidos más presentables y nobles. La mejor propaganda para recurrir al tópico de que más vale jugar mal, sin autoridad ni control, y acabar ganando. Se relamía el Barça y soñaba el Sevilla después del empate de Uche. Hasta que Roberto Carlos tiró de riñones y fe, esperó el último balón del partido para galopar hacia el éxtasis y apuntó hacia el título. Gol, 2-3 justo y necesario por la clara superioridad madridista y una Liga que comienza a arrodillarse ante el compromiso y la ferocidad de un equipo convencido de su destino.

Apenas un minuto antes de la explosión, Higuaín había relevado a Raúl. Y fue el argentino el que se lanzó a la aventura imposible de una carrera aparentemente condenada al fracaso. Condujo el balón metros y metros hasta que se vio encerrado por tres defensores. Se aturulló, perdió pie, pero ya andaban por ahí Beckham, para aprovechar uno de los rechaces, y Gago, para darse la vuelta y mirar hacia la izquierda, por donde llegaba Roberto Carlos. Apuntó, vio el título de Liga en la portería y disparó. No admitió prisioneros y después fue aplastado por 10 compañeros enloquecidos.

Antes de que el Recreativo decidiera abandonar la tumbona y recordar que le faltan 30 días para las vacaciones, la cita fue un monólogo del Real Madrid. Sí, ese equipo de estrechas miras y juego escaso, apareció por el Colombino con la mentalidad de los campeones. Por fin gobernó un partido con la mentalidad de un grande. Agarró el balón, se vio favorecido por la escasa resistencia de un Recreativo que decidió presionar con el mando a distancia y el whisky en la mano, y mostró por fin capacidad de toque, dinamismo, movilidad y ganas de vencer desde la posesión y en campo enemigo. La política de patadón y contragolpe dio paso a un ejercicio de autoridad incontestable.

El primer gol dejó muy tocado al Recre. Beckham, que jugó los 90 minutos más cómodos de su vida e instaló una fábrica de centros, metió la rosca para Robinho, que cabeceó con precisión. El Recre no reaccionó. Con Cazorla oscurecido, dos laterales arrodillados ante Beckham y el cada vez más afilado Robinho y un centro del campo blando y contemplativo, se limitó a dejar pasar el tiempo como si estuviera en un simple amistoso. Casillas ni apareció.

La presencia de Gago en el eje ayudó a que el Madrid moviera el balón con ortodoxia y limpieza. Le faltaba Guti, pero tampoco era cuestión de pedir virguerías a Capello. Ramos gobernó en defensa y en ataque con su fuerza y poderío y el Real coleccionó suficientes ocasiones antes del descanso para golear y disfrutar.

El técnico onubense revolucionó su equipo tras el descanso. Metió hambre y sangre fresca con Uche, Javi Guerrero y Aitor, centró la posición de Cazorla, su jugador más desequilibrante, y el Madrid ya se encontró a un rival con cara y ojos. Sin embargo, pareció aniquilar la reacción del Recre con un claro penalti de Laquait a Robinho que transformó el voraz Van Nistelrooy.

El 0-4 parecía el destino de un partido semicerrado. Sin embargo, el Recre se empeñó por fin en morder y el Madrid, quizás por la inercia de tantos partidos anteriores, olvidó todo lo bueno que había hecho y comenzó a recular. Se desarmó, se descompuso y comenzó a sudar cuando Ramos y Gago se liaron ante las cabriolas de Uche. Penalti y gol de Vázquez y a partir de ahí, la locura de un Recre lanzado y un Madrid temeroso. Uche cabeceó el empate en un córner mal defendido y la Liga parecía escaparse de Madrid. Hasta que la rebeldía y la fe encontraron a Higuaín, a Roberto Carlos y a un gol para un posible título.

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