Los contactos anteriores que ambas partes han mantenido fueron tensos y, en principio, poco resolutivos. De hecho, ETA respondió en la reunión que se habría celebrado en Bruselas alrededor del 17 de marzo que no estaba dispuesta a ofrecer garantías respecto a la no comisión de atentados. En esta ocasión, los enviados del Gobierno volvieron más satisfechos. Los mediadores designados por el Ejecutivo, según las fuentes consultadas, salieron del encuentro convencidos de que esta vez los representantes de la banda habían considerado sus planteamientos positivamente.

En lo relativo al diario Gara, lo que causó preocupación en el Gobierno fue que ETA y Batasuna decidieran ir filtrando datos de las conversaciones habidas durante los últimos años y lo hicieran, además, en plena campaña electoral.

Ese periódico afín a la izquierda abertzale publicó el pasado día 18 de mayo que se habían producido 25 reuniones entre socialistas y representantes de Batasuna antes de la tregua -parte de ellas, por lo tanto, mientras estaba vigente el Pacto Antiterrorista-, y reveló el contenido de las propuestas políticas que la formación ilegalizada había puesto encima de la mesa para su discusión.

El fondo de la cuestión no era novedoso porque se había venido publicando en los dos últimos años, pero el momento en el que Gara decidió exponerlo puede resultar especialmente dañino para los socialistas. No en vano, ha sido uno de los asuntos que más ha polarizado las discusiones durante la campaña electoral y se ha convertido en un modo de presión sobre el Ejecutivo. Gara, además, anunció aquel día que iba a seguir revelando el contenido de las reuniones secretas y extraparlamentarias que se han estado manteniendo, con la excusa de poner en marcha una suerte de serie explicativa del denominado proceso de paz.

Los enviados gubernamentales consideraron conveniente tratar estas cuestiones y, efectivamente, pensaron que habían obtenido resultados. Puede que sus esfuerzos para intentar conseguir garantías de que la banda no perpetrará atentados, al menos de manera inmediata, haya surtido efecto. En el asunto de la filtración de noticias y, por lo tanto, en el empeño de evitar la presión sobre el Gobierno de informaciones confidenciales sobre el proceso, los resultados han sido relativos y podrían ser indicativos del difícil estado de la situación.

Tanto es así que, ayer, importantes socialistas vascos estaban convencidos de que la izquierda abertzale va a aprovechar los dos días que quedan antes de la jornada electoral para seguir sacando elementos, en mayor o menor medida, comprometedores. Dudaban entre la posibilidad de que la izquierda abertzale haya decidido, con su actitud, quemar todos los puentes, o haya elegido dosificar, como advertencia al Gobierno, sus instrumentos de presión.

Ayer mismo, el diario Gara volvió a la carga revelando una reunión del 29 de mayo del año pasado en la que los socialistas -que públicamente negaban que se estuvieran viendo con los radicales porque, según decían, ni siquiera se había verificado la tregua- acordaron con los representantes de Batasuna un documento de seis puntos.

El propio diario reconoce, no obstante, que los miembros del PSE encabezados por Patxi López les hicieron determinadas exigencias cuyo incumplimiento por parte de la izquierda abertzale provocó que los socialistas no ejecutasen esos acuerdos que, presuntamente, habrían pactado.

Desmentidos

El contacto entre enviados gubernamentales y miembros de ETA se produjo al mismo tiempo que los portavoces del Ejecutivo desmentían la existencia de otras reuniones anteriores.

Apenas dos días después de ese supuesto encuentro, el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, en un diálogo con periodistas en Sevilla, calificó de «dislates» los datos que se estaban publicando sobre este asunto -desmintió que el PSOE hubiese permitido u ordenado las 25 reuniones antes de la tregua- y criticó el modo en el que la oposición estaba haciendo uso de ellos. Sin embargo, dejó entrever la existencia de contactos -aunque no para negociar- o tomas de temperatura cuando aseguró que «no ha habido ningún diálogo con ETA tras el atentado de Barajas, pero el Gobierno tiene la obligación de tener la mejor información posible».

Según publicó el diario ABC, el Gobierno y los representantes de ETA se reunieron en marzo para hablar sobre las listas de ANV. Este periódico informó de que el encuentro se habría producido en Bruselas y de que el contenido había incluido el intento de ganar tiempo por parte del Ejecutivo, lo que le había llevado a solicitar garantías a la banda terrorista de que no se iban a producir atentados, en principio, antes de las elecciones. La agencia Europa Press añadió asimismo que ese encuentro de marzo había sido el resultado de una reunión preparatoria habida entre ambas partes un mes antes.