Domingo, 27 de mayo de 2007. Año: XVIII. Numero: 6370.
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 DEPORTES
Este Madrid no se agrieta
UN ESPECTACULAR BECKHAM CONDUCE A SU EQUIPO A UN NUEVO TRIUNFO ANTE EL DEPORTIVO LOS BLANCOS SE AFIANZAN EN EL LIDERATO DE LA LIGA RAUL RESPONDIO EN DOS MINUTOS AL EMPATE DE CAPDEVILA VAN NISTELROOY YA SUMA 23 GOLES

REAL MADRID 3

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DEPORTIVO 1

Casillas

Miguel Torres

Cannavaro

Sergio Ramos

Roberto Carlos

Diarra

Gago

Beckham

Raúl

Robinho

V. Nistelrooy

Cambios: Guti por Robinho (min. 75)

Cicinho por Roberto Carlos (min. 87)

s.c.

Higuaín por Van Nistelrooy (min. 89)

s.c.

Aouate

Coloccini

Lopo

Andrade

Capdevila

Sergio

De Guzmán

Cristian

Juan Rodríguez

Estoyanoff

Arizmendi

Cambios: Bodipo por Estoyanoff (min. 61)

Verdú por Sergio (min. 78)

s.c.

Barragán por Arizmendi (min. 85)

s.c.

Arbitro: Fernández Borbalán

Tarjetas amarillas: Beckham, Estoyanoff, De Guzmán, Coloccini.

Tarjetas rojas: No hubo.

Goles: 1-0: Sergio Ramos (min. 28); 1-1: Capdevila (min. 55); 2-1: Raúl (min. 57); 3-1: Van Nistelrooy (min. 74).

SANTIAGO BERNABÉU. LLENO.

MADRID.- Para ser medio actor, jugador limitado, figura de marketing o tantos otros insultantes calificativos, David Beckham se defiende bastante bien. De hecho, va a marcharse del Real Madrid demasiado pronto. Tiene tanto que hacer por aquí que parece un pecado su decisión de marcharse al circo de la Liga norteamericana. Algunos le empujaron para que saliera huyendo y ya se están arrepintiendo, porque aparte de ser la mercancía más vendible del planeta fútbol, es un jugador extraordinario, un especialista de un arte en desuso, el de tratar el balón como un objeto de incalculable valor al que se debe cuidar con mimo y respeto.

Si el Madrid gana la Liga, que parece probable, un cuarto de la copa debería viajar a la residencia del inglés en Los Angeles. Se lo merecería. Con Beckham a los mandos, el Madrid completó un nuevo triunfo en una cadena triunfal interminable ante un Depor que pareció jugarse algo más que la honra. Luchó, inquietó y tardó en arrojar la toalla. Nadie sabe lo que son los maletines en el fútbol, no se ven. Pero algunos existen.

En la cadena de detalles que ha ido dejando el inglés durante el último tramo triunfal de la temporada, ayer se marcó nuevas frivolidades. Había noticias de su pericia para convertir cada centro con la derecha en un banquete para los delanteros de su equipo. Ayer decidió cambiar el repertorio. Apareció por sorpresa por la banda izquierda para embolsarse un balón procedente de Roberto Carlos y soltó una rosca con su pierna mala que acuchilló el área del Deportivo. Después pasó lo que pasó. Que los jugadores gallegos se lanzaron con toda su furia para protestar una mano de Van Nistelrooy, que ejerció de pívot de los Lakers en su salto junto a Andrade.

El rechace posterior a ese remate para la polémica, ilegal, fue a parar a un personaje que va a convertirse en leyenda viviente del Real Madrid. Sergio Ramos, que siempre aparece en el lugar oportuno porque su resistencia física le permitiría correr un par de maratones por semana, encontró el regalo y remató otro gol que acerca el título de Liga. Los jugadores del Deportivo hablaron de atraco y ultraje. Los del Real Madrid decidieron mirar para otro lado y celebrar un gol que vale su peso en oro.

Beckham no se detuvo ahí y protagonizó otros dos golpes memorables. Una falta estrellada directamente en el palo y otro centro bestial, esta vez desde su zona natural, la derecha, que sirvió para incrementar el prestigio y la leyenda de Raúl. Su cabezazo lo habría firmado el mismísimo Santillana. Y llegó en un momento decisivo, pocos minutos después de que el Deportivo asustara con el empate. Raúl siempre aparece cuando se le reclama.

El triunfo mantuvo a los blancos en el pedestal de la Liga. Esta vez el Madrid no tuvo que recurrir a la épica y la testosterona. No conquistó con ese fútbol volcánico que en las últimas semanas le ha servido para olvidar tanto despropósito anterior, pero sí le valió para dibujar una imagen mejorada de ésa que le conducía directamente al desastre.

Fútbol no tuvo mucho, que eso es imposible, pero el equipo está convencido de lo que hace y con sus ganas y su actitud tiene momentos en los que empuja a sus rivales hacia su propio campo. Al menos ya presenta una apariencia de bloque con deseos de dominar. A veces no lo consigue, y ayer el Depor, a rachas, manejó la cuestión, sobre todo durante el arranque de una segunda parte que devolvió al Real más débil y torpe con el balón.

Fue en ese tramo cuando Capdevila empató tras centro de De Guzmán y cuando el Depor coleccionó varias llegadas y tuvo la iniciativa. El Madrid atrajo a sus fantasmas y sembró las gradas de temor, pero Raúl salvó la situación. No sólo eso. El gran capitán tuvo incidencia vital en el tercero, el decisivo. Luchó por un balón ante Coloccini, que llegó a hacerle penalti, pero su esfuerzo sirvió para que Van Nistelrooy llegara a la opción de remate y se acercara un poco más al Pichichi.

El Deportivo resistió hasta ese tercer tanto. Durante la primera parte trató de maniatar al Madrid con superpoblación de jugadores en el centro del campo. Al Madrid le costó hacerse con las riendas y sólo encontró fútbol en la banda de Robinho y en los centros de Beckham. No tuvo ritmo y el extraño ímpetu del Depor, con Cristian convertido en enemigo público del madridismo, le obligó a tirar de riñones y a mantener la atención defensiva.

El polémico primer gol no atenuó la iniciativa de los gallegos, que salieron tras el descanso dispuestos a escribir la tragedia blanca. Aguantaron los de casa y después su excepcional pegada acabó con las dudas. El Depor tiró de juego duro, pero ya no pudo volver a sorprender. Sólo quedan dos partidos y el Real tiene la Liga junto a la Castellana. Le falta introducirla en su sala de trofeos.

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