A las 17 alcaldías vascas de ANV hay que añadir otras ocho en Navarra y un total de 439 concejales en conjunto. No es de extrañar que Barrena afirmase que la izquierda abertzale «es hoy más fuerte que hace cuatro años». La sensación de triunfo tras los comicios es la nota predominante en el entorno de ETA, que podrá manejar un buen pellizco de las arcas públicas (unos 250 millones de euros cada año) para practicar sus políticas y ganar influencia social. ANV exigía ayer los concejales que a su juicio les corresponden por los votos nulos registrados allí donde no ha podido concurrir. En el caso de San Sebastián, por ejemplo, reclama tres ediles y ya ha advertido a las fuerzas democráticas que no cubran sus plazas. No es necesario alertar del carácter amenazante que tienen tales recomendaciones, después de unos comicios que, como ha puesto de relieve el Foro Ermua, se han realizado en «ausencia de condiciones democráticas». Baste decir que mayo ha sido el mes que más actos de terrorismo callejero ha registrado en la legislatura. Ese clima puede explicar la gran abstención en el País Vasco, del 40%.

Parece claro que la estrategia del PSOE con su proceso de paz le ha permitido un buen resultado particular, por cuanto es el partido que más crece en número de votos e influencia en el País Vasco. De hecho, el PNV ha perdido 90.000 votantes. Pero cabe preguntarse si la victoria socialista es real o pírrica, si puede mejorar la situación en el País Vasco o no. Nosotros creemos que no, que sólo ha permitido ganarle terreno al nacionalismo moderado para entregárselo al nacionalismo radical y violento. Y que ha creado un malestar en el resto de España que se ha reflejado en la victoria del PP frente al PSOE.