Sábado, 2 de junio de 2007. Año: XVIII. Numero: 6376.
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 DEPORTES
El Comité Olímpico Español encarga una letra para el himno nacional
Su presidente, Alejandro Blanco, se ha dirigido a la SGAE para que le ponga en contacto con autores / Ha pedido un texto totalmente apolítico
ORFEO SUAREZ

MADRID.- «Canto el himno de Alicante en competiciones nacionales, pero en las internacionales sólo tarareo», dice la judoca Isabel Fernández, asidua de los grandes podios, pero siempre en silencio, sin cantar como sus rivales. Alejandro Blanco acompañó sus pasos como presidente de la Federación de Judo y recogió esas inquietudes que ahora, al frente del olimpismo, ha visto amplificadas. Por ello, ha decidido, con aval político, poner letra a la Marcha Real.

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El presidente del Comité Olímpico Español (COE) parte de la base de que sea un texto de consenso, nacido desde el deporte y sin aristas políticas.

El primer paso, sin embargo, era encontrar un aval, por lo que Blanco se dirigió a las más altas autoridades del Estado, de las que obtuvo luz verde. A partir de ahí, el dirigente mantuvo contactos con autores gracias a las relaciones establecidas por el organismo que preside con la Sociedad General de Autores (SGAE). Era necesario transmitir unas premisas para la confección de la letra, y éstas incidían en la ausencia de tintes políticos, de alusiones partidistas.

Blanco no es partidario de compartir la inciativa con otras asociaciones interesadas en buscar una letra para el himno español, como el Foro Ermua. Sabe, y así se lo transmitió a su presidente, Mikel Buesa, que cualquier vinculación que traspase las fronteras del deporte llevará la iniciativa al naufragio.

«El nuestro quiere ser un himno del deporte, que en mi opinión es una de las actividades que más favorece la integración y la cohesión. Si más adelante recorre otro camino, pues perfecto, pero nuestra intención es clara», asegura a EL MUNDO el presidente del COE. «Son muchos los deportistas españoles que reclaman una letra cuando suben al podio, porque afortunadamente eso ahora sucede con asiduidad en el deporte español. Quieren sentirse tan orgullosos de su pertenencia como los ingleses, los franceses... ¿Quién puede negarles ese derecho?», se pregunta el dirigente. El gimnasta Rafa Martínez, reciente campeón de Europa en suelo, confiesa en estas mismas páginas la envidia sana que siente de sus rivales, lo mismo que el marchador Paquillo. Oscar Freire, tres veces campeón del mundo, celebra la inciativa porque ayudaría al deportista y al aficionado a identificarse con el país al que defienden. Prácticamente todos los deportistas consultados por este periódico apoyan la idea.

El proyecto del himno está aún en estado embrionario, pero ya hay autores trabajando y un importante productor al frente del proyecto. Los primeros esbozos apuntan a una letra que exalte los valores de una «tierra abierta», cuya gente quiere convivir en paz y libertad. Una tierra, asimismo, diversa, en lo cultural y lo geográfico, y que ha sabido sobreponerse a las penalidades. La intención es que las primeras pruebas sean realizadas por un coro de niños. Una vez grabadas las maquetas, Blanco someterá el himno al juicio de todo el deporte, de la Ejecutiva del COE y las federaciones, para que llegue bendecido a las más altas autoridades del país. Antes de llegar al COE como candidato del deporte, Blanco presidía la Confederación de federaciones olímpicas españolas, por lo que difícilmente encontrará muchos opositores a su inicitiva. Lo que sí le preocupa es la reacción del crispado coso político, y más en una coyuntura que muy pronto puede ser preelectoral.

Desde su llegada al COE, en 2005, Blanco ha sido consciente de la necesidad de que el movimiento olímpico se moviera en el consenso. De su mano llegaron al organismo Angeles Amador, ex ministra de Sanidad y Consumo con el PSOE, y ahora Gregorio Peces-Barba, como presidente de la Comisión de Ética del COE, donde comparte trabajo con Pedro González-Trevijano, rector de la Universidad Rey Juan Carlos y en la corriente del PP. En el mismo acto que era presentado Peces-Barba, fue nombrada vicepresidenta del COE Theresa Zabell, doble campeona olímpica de vela y ex diputada por el PP en la Comunidad de Madrid y el Parlamento Europeo.

Desde hace tiempo, los deportistas, cautos en lo político, han lanzado mensajes en la dirección que apunta Blanco, señales que reclaman cohesión. El más visible es el abrazo de los jugadores de la selección de fútbol cuando suena el himno, escena que esta noche volverá a repetirse en Riga, donde España se juega buena parte de su clasificación para la próxima Eurocopa. Rafa Nadal pasea su fuerza estos días por las pistas de Roland Garros sobre unas zapatillas con la bandera española y un toro impreso en los talones de sus zapatillas. Fernando Alonso exigió a su nuevo equipo, McLaren, que la publicidad hiciera sitio a la bandera en la parte trasera de su casco, algo a lo que ha renunciado un buen número de pilotos. Sin ir más lejos, Lewis Hamilton, su compañero de escudería, no porta la enseña de la Union Jack.

Al patriotismo bien entendido de los grandes campeones se ha unido el fenómeno de la afición, que se echó a la calle durante el Mundial de Alemania e hizo suyo el improvisado A por ellos de la Federación. Ganas de cantar tenían, eso desde luego, y también ganas de sentirse españoles sin complejos, para lo que el equipo de fútbol, el deporte, les dio la coartada. Al Mundial de Alemania le siguió el histórico triunfo del baloncesto, en Japón, por lo que en España se espera con máxima expectación el Eurobasket, en septiembre. Ayer comenzó la venta de entradas por internet, y lo hizo con polémica, porque en unos minutos se agotaron. Quieren estar junto a los campeones y éstos sentirse parte de ellos cantando.

¿Está de acuerdo con poner letra al himno? Vote en: www.elmundo.es

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