SANTIAGO SALAS DE VEGA
BETIS 0
OSASUNA 5
Contreras
Miguel Angel
Juanito
Melli
Isidoro
Assunçao
Juande
Fernando
Odonkor
Sobis
Robert
Cambios: Edu por Fernando (m. 45)
Dani por Robert (min. 68)
Xisco por Sobis (min. 72)
Elía
s.c.
Monreal
M. Flaño
Cuéllar
Izquierdo
Muñoz
Puñal
Juanfran
Valdo
Raúl García
Webó
Cambios: Font por García (min. 63)
Solá por Webó (min. 70)
Arbitro: Mejuto González
Amarillas: Cuéllar, Miguel Angel, Juande.
Goles: 0-1: Flaño (33). 0-2: Webó (59). 0-3: Valdo (72). 0-4: Sola (78). 0-5: Juanfran (88).
M. RUIZ DE LOPERA. 38.000 espectadores
SEVILLA.- Dicen que la afición del Betis está acostumbrada a sufrir, que el Betis es así, que siempre ha sido así, y que siempre lo será, pero lo que lleva encima esta temporada ha sido un suplicio nada recomendable. Lo malo es que lo peor está por llegar. Lo del Betis y la amenaza del descenso es como el cuento del lobo. Que viene, que viene, pero que nunca aparece. Ahora, el miedo es más real que nunca. Nueva y sangrante derrota, esta vez frente a un Osasuna que nada se jugaba, que le obligará a temer hasta el mismísimo final de la Liga.
Ni siquiera la notoria relajación con la que se plantó Osasuna en terreno verdiblanco sirvió a los locales para zanjar tres meses sin ser capaz de ganar que acumulaban. Lo que nadie puede dudar es que el Betis ha firmado un tramo final de Liga con un olor a Segunda que asusta, en el que ha sido incapaz de ganar desde marzo. Con semejantes precedentes, ver vencer al equipo de Luis Fernández se ha convertido en algo insólito, casi tanto como ver diluviar en Sevilla en pleno mes de junio. Ayer, en el Ruiz de Lopera sólo pudo verse lo segundo, porque el Betis es, sencillamente, un equipo muerto, y lo evidencia incluso frente a un Osasuna plagado de bajas, que casi sin quererlo se encontró con su primer gol, en un estrepitoso fallo en cadena de defensas y portero locales. Córner en el minuto 31 que remató Flaño en el segundo palo sin oposición alguna, y mazazo para un Ruiz de Lopera que enmudeció, que resistió golpe a golpe, hasta lanzar la rebelión, manifestada en la invasión del campo al final. Antes, hubo más: bengalas lanzadas desde detrás de la portería y el intento de un buen número de béticos de acceder al palco del Manuel Ruiz de Lopera. Temerosos de la agresividad de los aficionados y para alejarse del lanzamiento de objetos, los directivos del Osasuna abandonaron su posición. La toma del césped cerró una noche de drama sevillano, que vuelve a amenazar un estadio que recién ha salido de una clausura por actos violentos.
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