Martes, 12 de junio de 2007. Año: XVIII. Numero: 6386.
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 ESPAÑA
MODELO DE ESTADO / Política y deporte
Cataluña consigue enfrentarse por primera vez a España ante la pasividad del Gobierno
Una selección catalana ganó 5-3 a una española en fútbol sala tras oír 'Els Segadors' y el himno nacional
DANIEL UTRILLA. Enviado especial

YAKUTSK (RUSIA).- Con Benny Hill o Alfredo Landa de entrenadores, todo habría tenido más lógica en el grotesco partido inaugural del mundialito oficioso de fútbol sala que ayer enfrentó, por primera vez en la historia, a una selección catalana y una española con himnos y banderas en la región más grande e inaccesible del planeta. En el más allá de Eurasia, en un lugar surcado por el Lena (río que dio apodo a Lenin) y que fue gulag estalinista, se escenificó un duelo de contornos tan irreales como los de esta región del tamaño de Argentina.

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Los megáfonos de potencia soviética anunciaban el choque «de naciones» entre Cataluña y España ante la mirada achinada de 200 espectadores que copaban la exigua tribuna del complejo deportivo 50 años desde la Victoria, en Yakutsk (la capital de Yakutia). Allí comparecieron a las 15.00 horas (7.00 hora española) los 14 jugadores de dos combinados a priori imposibles de combinar: el catalán (de blanco) y el español (de rojo). Las banderas de Cataluña y de España se mezclaban entre las de Bielorrusia, Australia o Congo, selecciones también invitadas por la Asociación Mundial de Futsal (AMF).

Tras una inauguración que contó con la presencia de un mamut gigante de peluche y de danzas folclóricas turco-mongolas que recordaban el tribalismo de donde nacieron los nacionalismos, los equipos se colocaron en fila de cara a la grada, ajenos al rifirrafe que enfrentaba al árbitro con el jefe del comité organizador.

«¿Cómo que sólo tenemos el himno de España? Pues que lo pongan para los dos», conjetura con lógica inocente el organizador. «Ni hablar», responde el árbitro supremo.

Cuando todo parecía resuelto, la situación desemboca en una escena que a Berlanga le habría gustado rodar: con gesto solemne y un signo de interrogación flotando sobre sus cabezas, los jugadores españoles aguantan el tipo ante el chaparrón de notas que parecen conformar la melodía del himno... ¿británico?

Las notas del Dios salve a la Reina tronaron en el estadio ruso, seguidas por las del himno catalán...

Protestas

Tras un silencio que parecía preludiar la inmediata aparición de Mister Bean vestido de corto, los jugadores del equipo español protestaron. Si alguien hubiera gritado en ese momento ¡Gibraltar español! estaríamos en un programa de cámara oculta. Pero todo era real, desde el marcador electrónico con los letreros de «Catalonia» y «Spain», hasta los banquillos formados por una simple hilera de sillas de plástico.

«Sin el himno no jugamos», salta Paco Jiménez, el capitán. Mientras una de las azafatas yakutias de rasgos mongoles le pregunta al combinado de España «si tienen ellos el himno», el organizador pedía paciencia al sumiso público por el retraso del arranque debido a «razones técnicas». Finalmente, 10 minutos después, acabó sonando.

Tras imponerse España por 1-3 en un emocionante toma y daca, los catalanes aprovecharon su poderío físico en los cambios para remontar y colocar el marcador final en un 5-3 que desató el delirió en los jugadores, besados uno por uno por el entrenador, Juan Antonio Fernández, que en el partido, en medio de un sofocante ir y venir, dedicó a los árbitros (tres penaltis a favor de España) varios insultos en castellano sin traducción posible al idioma de Tolstoi.

Tras el partido, y en declaraciones a EL MUNDO, ambos seleccionadores se lavan las manos y echan mutuamente la pelota al tejado del otro.

Angel Chacón López, entrenador del club alicantino Refordenia, que dirige esta selección nacional amateur se siente «utilizado» porque -dice- no conoció «oficialmente» de que iban a jugar contra Cataluña (que sustituyó de forma imprevista a Japón) hasta que estaban en tierras rusas. Según el capitán, se enteraron en Moscú, poco antes de partir hacia Yakutia (a 7.000 kilómetros de la capital rusa), cuando se encontraron en la Plaza Roja con la selección catalana. «No llegamos a comprender por qué ese cambio [Cataluña por Japón] ni por qué ponen a dos selecciones del mismo país para jugar el mismo día», reconoce Chacón.

Debido al carácter amateur de sus componentes, Chacón no pudo contar con casi ninguno de sus jugadores del club alicantino y tuvo que completar el banquillo con cinco extremeños. Todos son componentes de «una federación de asociaciones nacionales para fútbol sala» donde «juega gente de forma independiente» de varias regiones de España, dice el capitán. Presentados en 2006, sus estatutos «están pendientes de aprobación en el Ministerio del Interior». Mientras el conjunto español permanece en una especie de limbo jurídico, el catalán arguye a su favor que sí pertenece a la Federación Catalana de Fútbol Sala, y que la anormalidad está en el campo de su rival.

La expedición española firmó ayer antes del partido una carta de protesta en la que manifiestan a la AMF su «profundo malestar» por presentar «al combinado de Cataluña como nación». En el escrito aseguran que han decidido participar para «evitar cualquier tipo de problemas organizativos a los responsables del evento como compensación al trato recibido desde nuestra llegada al país». También reconocen que temían quedarse tirados a 12.000 kilómetros de España tras haberse costeado el viaje ellos mismos (480 euros) sin subvenciones.

En cuanto a la acusación sobre si han usurpado los símbolos nacionales, vertida por el diputado del PP Daniel Sirera, los jugadores se muestran categóricos. «¿Desde cuándo un español que va a un país extranjero usurpa su propia bandera?», se pregunta el capitán. «Nadie nos puede prohibir lo que hemos hecho».

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