En cuestión de horas, la Franja estuvo a punto de quedar en manos de Hamas. El Movimiento de Resistencia Islámica lanzó una amplia ofensiva dirigida a conquistar las posiciones de Al Fatah y controlar Gaza. Esta operación supondría separar definitivamente la Franja de Cisjordania y extender la guerra civil a esta región; además de acabar con el Gobierno de unidad y liquidar una institución, la Autoridad Palestina, ya en proceso de desintegración.
El presidente Abú Mazen, líder de Al Fatah, cesó sus llamamientos de un alto el fuego para dirigir la respuesta de sus seguidores en un intento por no perder su influencia en la Franja. Sigue en
«Todo indica que los dirigentes de Hamas están planeando un golpe contra las instituciones legítimas [...] Hamas parece suponer que podrá tomar el poder por la fuerza», dijo el presidente Abú Mazen desde Ramala, acusando a los islamistas de querer «crear una república de odio y muerte en Gaza».
Poco después, un comunicado del alto mando de sus fuerzas daba luz verde a la respuesta militar de Al Fatah. «¡Adelante, nuestras fuerzas! Enfrentaos a quienes buscan el golpe [de Estado]. Defended nuestra dignidad y vuestro honor militar. Defended la seguridad de nuestra gente».
Según testigos, centenares de oficiales de Gaza se dirigieron, tras este llamamiento, a las posiciones conquistadas poco antes por Hamas con la intención de enfrentarlas. Terminaba así la actitud defensiva de Al Fatah, y comenzaba lo que se teme que sea una manifestación a gran escala, puede que definitiva, de la guerra civil palestina.
La noche anterior, decenas de casas habían sido incendiadas durante los enfrentamientos que costaron la vida al menos a ocho personas y alimentaron el odio, como muestran las palabras del líder de las Brigadas de Al Aqsa (brazo armado de Al Fatah) Sami al Madhun, tras conocer que su domicilio había sido atacado. «Casa por casa y sangre por sangre. Juro por Dios que mataré a todos los de Hamas, sean civiles o militares». La escalada comenzó ayer tras el ataque con lanzagranadas del domicilio del primer ministro y líder de Hamas, Ismail Haniya, cuya casa fue tiroteada la víspera. Horas antes, Jamal Jidian -jefe local de las Brigadas de Al Aqsa y asesor del líder de Al Fatah, Mohamed Dahlan- había sido asesinado, desatando amenazas de muerte contra los líderes de Hamas.
El portavoz islamista Fauzi Barhum advirtió que la nueva agresión contra Haniya «traspasaba todas las líneas rojas». La Fuerza Ejecutiva -milicia de Hamas dependiente del Ministerio del Interior- fue puesta en estado de alerta y todos sus miembros movilizados: en pocas horas, la localidad sureña de Jan Yunis fue tomada por cientos de milicianos que dispusieron puestos de control y ganaron terreno. Un miembro de Al Fatah confirmó que los islamistas controlaban varias posiciones, aunque no el complejo principal de Al Fatah, que estaba siendo defendido: «Nuestras órdenes son defendernos si vienen, no atacar».
Ultimátum
Mediante las emisoras de radio leales, las Brigadas al Qasam, brazo armado de Hamas, instaron a sus enemigos de Al Fatah a abandonar sus cuarteles en toda la Franja. Dos horas después, los islamistas exigieron la rendición de los oficialistas mediante la megafonía de algunas mezquitas de la ciudad de Gaza. «La advertencia de que os rindáis ya ha terminado, ahora atacaremos las posiciones de los colaboracionistas sionistas», se pudo oír, según AP, poco antes de que milicianos de Hamas arremetieran contra la sede de la Seguridad Preventiva, adscrita a Al Fatah. Centenares de seguidores de Al Qasam declararon el norte de la Franja zona cerrada y 200 de ellos atacaron con proyectiles de mortero y lanzagranadas el acuartelamiento de Al Fatah en el campo de refugiados de Yabalia, donde había 500 miembros de las Fuerzas de Seguridad de Abú Mazen. A últimas horas de ayer Al Fatah reconoció que su posición había caído en manos de las fuerzas de Hamas.
En Deir el Balah (centro de Gaza), murieron al menos un seguidor de Hamas y otro de Al Fatah. A ellos se sumó la muerte de tres mujeres y un niño durante un ataque con morteros de Hamas contra el domicilio de un oficial de Al Fatah. Además, el sobrino del líder islamista Abdelaziz Rantisi, asesinado por Israel en 2003, fue secuestrado por Al Fatah y ejecutado en la calle. Estas muertes elevan a 28 el número total de víctimas de ayer en distintas zonas.
Los hospitales también son escenario de la batalla. Si la víspera los seguidores de Hamas habían tomado el de Beit Hanun y Shifa, el principal hospital de la Franja -defendido por la Fuerza Ejecutiva-, el de Jan Yunis, se sumó ayer a las posiciones de los islamistas, que violan todas las leyes de la guerra, convirtiendo a los pacientes en objetivo expreso. Según algunos testigos Hamas impide a los doctores atender a los heridos del bando contrario.
