Viernes, 15 de junio de 2007. Año: XVIII. Numero: 6389.
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PREMIOS DE PERIODISMO DE EL MUNDO / Los galardonados
Bernard-Henri Lévy y Fernando Savater, Premios de Periodismo de EL MUNDO
El filósofo y periodista francés ha sido galardonado con el Premio Reporteros del Mundo / El también filósofo y activista donostiarra ha sido reconocido con el Premio Columnistas del Mundo en su sexta edición
EL MUNDO

MADRID. - Bernard-Henri Lévy «ha sido calificado más de columnista, pero se ha revelado como un formidable reportero», concluyó ayer el jurado de los Premios de Periodismo de EL MUNDO al otorgarle por unanimidad el galardón Reporteros del Mundo, instaurado en recuerdo de los periodistas Julio Fuentes y Julio A. Parrado, muertos en Afganistán e Irak, respectivamente, mientras desarrollaban su trabajo para este diario. El Premio Columnistas del Mundo recayó en el filósofo donostiarra, Fernando Savater, un hombre que en su lucha diaria por la libertad frente a las amenazas terroristas de ETA «está en plena sintonía» con José Luis López de Lacalle, asesinado por la banda y en cuyo honor se creó el galardón.

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En los dos premiados concurren sobradamente «la excelencia en el trabajo y el compromiso en la manera de entender el periodismo y el análisis de la realidad», en opinión del jurado. Sus miembros destacaron «la enorme brillantez» de la serie de Lévy sobre «las guerras olvidadas», sus trabajos relacionados con Afganistán y los más recientes sobre el caso Pearl y el conflicto de la región sudanesa de Darfur. «El relato de Lévy, entrando a través del Chad, es un ejemplo de reporterismo de primera clase y una forma de abrir los ojos de la sociedad internacional sobre la limpieza étnica en las zonas afines a la guerrilla», razonó el jurado al exponer los méritos periodísticos de Bernard-Henri Lévy.

No sin sorna, uno de los miembros del jurado aseguró que «de vez en cuando hay estrellas invitadas en la tribu, que acaban conociendo la dureza de dormir en el desierto y todo para contar lo que allí está ocurriendo». También existió unanimidad al valorar que alguien con «la notoriedad y éxito social» de Bernard-Henri Lévy «muestre tal disposición a trabajar sobre el terreno», por duro que éste sea.

En cuanto a Fernando Savater, el jurado destacó que «cumple la función social que José Luis López de Lacalle quiso cumplir» y por la que fue asesinado en las calles de Andoaín. De la persecución etarra sabe mucho Savater, amenazado por la banda terrorista, aunque nunca ha logrado acallarle. Los miembros del jurado coincidieron en que en el actual escenario político español, «su testimonio, su defensa de la libertad y su apoyo incondicional a las víctimas, unido a la excelencia en la escritura», que demuestra en todos sus artículos, le hacen especialmente acreedor a este galardón.

El jurado, reunido para deliberar y conceder los premios en su sexta edición, estuvo integrado por el escritor cubano Raúl Rivero; el filósofo Eugenio Trías; el director de El MUNDO, Pedro J. Ramírez; el adjunto para Relaciones Internacionales, Víctor de la Serna; el secretario general de la redacción de EL MUNDO, Aurelio Fernández, y Mino Vignolo, corresponsal del Corriere della Sera. Al término de las deliberaciones, el jurado tuvo un recuerdo especial para aquellos periodistas que, en distintas partes del mundo, están en la cárcel o reprimidos por sus respectivos gobiernos.


Dicho por el reportero Lévy

«Es verdad que no vi muchas mezquitas en este Darfur devastado. Sueño que no me crucé con mujeres violadas. [...] En el corazón de Africa, en las tinieblas de lo que puede convertirse, si no hacemos nada, en el primer genocidio del siglo XXI, se está escenificando otro teatro para el único choque de civilizaciones que existe y que es, como sabemos, el de los dos islam.»

«Y la primera potencia mundial, el país que liberó a Europa del nazismo y plantó cara al sovietismo no puede hacer la peor de las políticas. Ahora que el mal ya está hecho y en medio de este campo de ruinas, sólo nos queda desear, con rabia en el corazón, con desgana y sin ilusión, que nuestros aliados angloamericanos ganen esta guerra. Y pronto».

«¿Es la propia casa tan igual, de repente, a la de Danny Pearl, en Encino, California? Sea lo que fuere, me siento preso de un sentimiento de lo ya visto, de algo que, sobre los rostros de este hombre y de esta mujer, viene a superponer los de Ruth y Judea Pearl, mis amigos, el padre y la madre corajes de otro joven, parecido a éste y secuestrado por unos locos de Dios, cuyo programa ideológico no era muy diferente, tampoco, del de Hamas».

«¿Guerra olvidada u oculta, ignorada o cuidadosamente escondida? ¿Y, en esta ocultación, en esta guerra de la sombra y de los intereses clandestinos, el Occidente de los petroleros no tiene una responsabilidad apabullante? Responsabilidad por responsabilidad, una sugerencia. El sur del Sudán ya no tiene suelo. Sólo tiene subsuelo, en el que se mezclan el petróleo y sus muertos».

«¿De quién se burlan, pues, cuando nos lo presentan como un gaullista? [...] Nicolas Sarkozy llama la atención por lo contrario: por la coherencia de su recorrido y de su discurso. ¿Cómo es posible que nadie sea capaz de entender esta evidencia en el clima de reprobación que le rodea? Sarkozy el malquerido. Sarkozy, el Fabius de la derecha de mañana. En mi pluma, es un cumplido».

«Una de dos, pues, aunque tampoco se excluye que las dos sean ciertas. O bien nos han engañado y este temible Ejército serbio era un ejército de borrachos y de cobardes, dispuestos sólo a disparar sobre los civiles desde los refugios de sus colinas. O bien nos hemos engañado y los bosnios son unos mártires que, cuando se vieron sin salida, con la espada contra la pared y la energía de la desesperación en el alma, se han convertido en unos héroes.»


Reflexiones de Savater

«Dejando aparte las desmesuras de la lunatic fringe separatista, que por cierto ha adquirido en los últimos años una magnitud política y mediática que para nada se corresponde con su peso electoral, los nacionalistas no quieren romper el país sino obtener privilegios dentro de él. [...] El nacionalismo que hoy padecemos -el de los nacionalistas propiamente dichos y el de quienes ante su ejemplo no quieren quedarse atrás- es el viejo caciquismo, dotado de bandera y señas identitarias hipostasiadas.»

«En efecto, ninguna víctima ni pariente de víctima ha visto nunca en cuestión su dignidad por serlo. Al contrario, los indignos son los asesinos, sus cómplices, sus justificadores teóricos, quienes se aprovechan del terror causado por otros o quienes se han despreocupado de las víctimas hasta que les ha sido políticamente rentable mostrarles estentórea veneración.»

«Pobre Lluch: y pobre de mí, de nosotros. Quienes le han matado son los enemigos jurados de toda simpatía humana: sayones siniestros y obtusos de un totalitarismo que no quiere liberar a nadie, que ni siquiera entiende lo que a comienzos del siglo XXI significa libertad. Los actuales terroristas de ETA son los asesinos natos de Tarantino tocados con la txapela de Sabino Arana y el pasamontañas del subcomandante Marcos: el totalitarismo postmoderno.»

«La moral, como esfuerzo por dar un sentido racionalmente motivado a la acción humana, es una cosa no sólo respetable sino absolutamente imprescindible. En cambio la moralina, es decir, la veneración de convenciones supersticiosas que a menudo distraen de afrontar los verdaderos abusos antihumanos, es algo deleznable.»

«Nosotros, los miembros de la iniciativa ¡Basta Ya!, sabemos que ETA es sin duda la principal culpable de estos males pero también estamos convencidos de que ETA no es un fenómeno aislado y que su perpetuación se debe a un clima político del cual son en parte responsables las autoridades nacionalistas que gobiernan el país desde hace más de 20 años.»

«Don Julio Caro Baroja fue un vasco muy vasco, sí, y por tanto un vasco italianizado, un vasco abierto, madrileño, europeo, [...] vasco y español en el sentido menos bárbaro de ambos términos, en ese sentido que no agita banderas, sino que visita bibliotecas; que no escupe por el colmillo, sino que desdramatiza los símbolos y relativiza las pasiones gregarias.

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